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124 DOCTRINA VI. cer la divina Escritura (a). Dios desde la eternidod ha dirigido todas las cosas á sus respectivos fines, ng segun el “gusto de los hombres, sino segun el propé- sito de su adorable voluntad (b) Por eso una de las maximas mas sólidas y mas universalmente recibidas de nuestra santa religión, es la de que para la acerta- da eleccion de estado se necesita la vocacion del cie. lo. Porque así.como no depende del : hombre solo sy justificacion, no puede depender de «solo el hombre el acierto en la eleccion de estado, que es el medio mas indefectible de su salvacion. Quando la fé no lo demostrase , como lo acabamos de oir, bastaria la razon humana para persuadirlo: Si un hombre atre= vida y temerariamente se entrometiese 4 tomar por su propia voluntad un empleo en el palacio, ; no me- recia que el Rey castigase su atrevimiento ?¿Cómo pues, Dios nuestro Señor, Rey de los Reyes, y Señor de los Señores, dará las gracias particulares de los: diferentes estados de la vida 4 los que sin llamamien- to suyo, ni quererlos Dios para ellos, los abrazan, y en ellos perseveran ?- s | Algunos piensan que esto debe entenderse de los empleos de mucha importancia, y de las dignidades eminentes del Estado y del Sacerdocio, cuyas resul= tas, dicen, son funestísimas quando se entra en ellos sin vocacion de Dios; pero para el matrimonio basta - que se presente una boda ventajosa, teniendo el de- signio de casarse. Este , amados mios, es un error, pues no hay ni puede haber asunto mas grave que el de nuestra salvacion ;. y esta ciertamente se arriesga en el matrimonio, no ménos.qué «en los empleos mas (a) Omnia disposuisti in numero , pondere, e) mensura, Sapient, Cap. XI. v, 21. E lalola A (b) Secundum propositum voluntatis sue. Paul. ad Ephee, cap. 1.

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