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má PARA LOS QUE CALLAN PECADOS, Sc. 107 Pro anima tua ne confundaris dicere verum, Pero por dicha vuestra sucede todo lo contrario. No solo no se pierde la estimacion, sino que se gana. El. con- fesor sabe muy bien que quando una persona llega 4 confesar los pecados, que por muchos años callaba por vergiienza , ha vencido generosamente muchas veces aquella grande dificultad que sentia en manifestarlos, y este cierto conocimiento le hace concebir un gran- de aprecio de vuestras resoluciones, y de las santas disposiciones de vuestra confesion. ¿Quereis experi- mentarlo? Llegad al confesor mas adusto del mundo, y decidle solamente estas palabras: Padre, yo por mi mala vergúenza há mucho tiempo.que callo mis pecados en la:confesion:; pero ahora, ayudado de la gracia de Dios, me resuelvo á confesarlos. No le di- ais mas; porque esto basta para ganarle el corazon. sde ese mismo momento no pensará en otra cosa aquel ministro de Dios , que en compadecerse de vo- sotros, en orar por: vosotros,y ayudaros lleno de pa- ciencia y mansedumbre , para que hagais bien vues- tra confesion general. Pues de esta suerte, padre, ya no pienso mas que en prepararme para hacerla, por- que ya he visto tan claro como la luz, que ni por lo que mira á Dios,ni por el engaño del demonio, ni por el miedo del confesor , ni por la gravedad de la culpa, ni por mi propia estimacion , hay motivo ra- zonable para callar los pecados. Sea así, amados de mi alma; y Dios Padre, Dios Hijo, y Dios Espíritu Santo, os dé su santa bendicion, para que consigais la divina gracia; y obrando vosotros con ella, alcan- - ceis la Gloria. Amen. a , . eo EVO o2

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