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SOBRE LOS ABUSOS, «XC. 71 tivos por los que los:pecados agenos se nos impu- tan y hacen propios. Pero aun en este caso, si fuese necesario, para decir el pecado como conviene, ma- nifestar el estado de las personas, se deberá siem= pre omitir el nombre para mirar por la honra y es- - timacion de nuestros próximos. Aborreced la crimi- nal facilidad de aquellas personas que de tal suerte manifiestan sus culpas, que el ministro del sacra- ménto viene en claro conocimiento de los cómplices 6 participantes del pecado. Mírese enhorabuena por | la integridad del sacramento , pero atiéndase al mis- mo tiempo á la estimacion de nuestros próximos. Pues de esa suerte, replicareis acaso algunos , si es abuso hablar de los pecados agenos enel confe- sonario, no podremos manifestar la enemistad de al- gunos parientes, el escándalo de varios casados por sus desavenencias domésticas, la fragilidad de al- | guna jóven, y otros defectos semejantes , con el pia- doso y caritativo fin de aplicar el conveniente re- | medio, y precaver otros mayores desórdenes. Os | equivocais, señores, si lo pensais así. Lo que se hace . por principios de religion, y practicando la caridad, no es contrario á esta principal y preciosísima vir- tud. Una cosa es hablar de los pecados agenos con necesidad ; y otra sin ella. Quando hay necesidad, quando la caridad urge, se puede y debe hablar para procurar el bien de nuestros hermanos. Porque debeis saber, que á todos y cada uno de nosotros ha mandado Dios tener cuidado de la salvacion de nuestros próximos, y hacerles el bien que podamos, - segun nuestra condicion y estado. Por esto es lícito y meritorio tomar consejo, y preguntar con el de- bido modo 4 los señores párrocos , á los venerables confesores, y á otras personas de juicio y virtud, sobre los medios que se deberán tomar para enmen- dar los desórdenes graves que hubiesen llegado á

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