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E 16 n tas precauciones paraque no se introduzca aqui » alguna epidemia, y miré con tanta indiferen; » cia la introduccion de libros prohibidos, que son peste del alma. ” Que tal Señor autor: de las reflexíones; ¿oye V. lo que dice el P. Cadiz? pues no se olvide V. de que yo dixe lo mismo, y casi con las mismas palabras; y entienda V. que en esta misma ciudad hay sugetos que oyeron al 'V. P. Diego el sermón citado. Pero no nos con- tentemos con lo dicho ;' demostremos este “punto hasta la evidencia, porque seria un error crasisi. Sr persuadirse , que los predicadores no deben ¡ir los descuidos de las autoridades, qnando es públicos; y en perjuicio d de la sociedad, Ó de la religion. - | - Tanto en tiempo- de la Ley antigua como éñ el de la Ley nueva vemos á los pero de cp Po intrepidamente á los sacer dotes ; de | S bo Que_no hizo Moises con q- Prot Ellas ñ dolatraa Rey se Eliseo SSrivis al Rey Joran (ad echó en rostro á David su enorme pecado (a): Isaias predicó y reprendió á los príncipes de So- doma (4): Jeremias se presentó como una' colum- na de hiéerró ; Y "mn muro de bronce para decir la verdad 4- los Reyes de Judá , 4 los Sacerdo- tes, y 4 todo el pueblo (5). Son. innumerables los exemilos dé valor y libertad santa , que nosdos sénta el antigno' testamento. | (1) ET: Reg. (2) Y Reg! c.! Py Mo) as 9. Rey: 26. (YY “EME TEA TE DEIS e ct
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