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5) No es decible , Reina mia, y todo mi bien, cuanto se ale= gra mi pobre alma, de poner á vuestros sagrados pies, este pe- queño don ,.en testimonio de»mi gratitud y reconocimiento, Ansiaba mi corazon:por ofreceros alguna demostracion de' mi amor agradecido, y viniéndome á las manos esta proporcion tan oportuna, no quise en manera alguna malograrla; pues pensando á quién consagraria este papel, luego que me hice cargo de estos y otros motivos, no tuve la menor inclinacion á buscar otro Mecenas; porque el amor, la obligación y la pre» tendida seguridad me impelian á egecutarlo. . Y á la verdad, Pastora mia, dulcisima y santísima , si la nobleza sé busca, ¿quién entre las criaturas mas noble que vuestra digna Magestad ? Nace ésta en los hombres de la ca- lidad de sus progenitores y ascendientes, y estos , ¿en quién mayores queen Vos, que teneis, vuestro origen y principio del pecho del Eterno Padre , y de la boca del Altísimo? Si la antigiiedad , ya sabemos que aun no habia Dios formado la tierra «ni los rios, ni-se habian fabricado los eges del universo ;,;y Vos, ya como ptimogénita entre todas las cria- turas, y como ordenada desde ab Eterno ,;y antes de todos los siglos y de todas las cosas criadas en la mente del muy Alto, merecisteis hallaros con él en la formacion y compo- sicion de todo lo visible é invisible. Si á el poder atendemos, ¿quién mas poderosa ? pues por Vos reinan Jos reyes, los príncipés imperan , los poderosos obran justicia , y los legis- ladores determinan lo que es justo. Vos, Madre mia, cal cais y pisais con vuestra propia virtud las erguidas cérvices de los grandes y de los pequeños. Vos rodeais sola ef giro todo: el cielo , penetrais- los: abismos. , dominais al mar mandais enla tierra yen toda: gente, en toda dominación, y en:todo pueblo«reneis la: primacia y escelencia. A vuestro «mandato los cielos 'dbedecen, la tierra se rinde, y. todas las criaturas se “sujetan sin haber quien resista á vuestro poder y voluntad. Todas estas cualidades y circunstancias acreditan de ACCL= tada mi eleccion, y demuestran igualmente el gravísimo atentado que «en mi fuera buscar Otro patron para'esta obria lia, en todo grande, si merece vuestro agrado: no, Reiña mia , PASTORA dulcísima de mi alma , no debo, ni es decente en mí, solicitar otra proteccion que la vuestra: otra defensa