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las llamas de su devocion , las exhalaba fuera en fervientes exhortaciones con que pretendia abrasar á todos en tan dulce fuego. Ni quedaba su cariño satisfecho :con las públicas fre- cuentes pláticas y exhortos que usaba en sus apostólicas ta- reas (en que llevando vuestra peregrina Imágen'á los pueblos de su mision, y colocándoos en decente adornado sitio de su Iglesia por todo el tiempo que duraba , os consagraba un dia, para en él tratar solo de vuestra devocion y Culto), sino que lle- vado de este afecto procuraba aun én las reservadas familia- res conversaciones aficionar á todog4 vuestro amor y servicio, Á este fin, logrando de sus bienhechores algunos devociona- rios ó novenas de vuestra Magestad , los repartia luego para escitar con ellos , ampliar y estender vuestro debido culto. A este intento , cuando se ballaba en su patria por algun mo- tivo ó casualidad , acostumbraba siempre, aun antes de sa- cerdote , congregar de moche en su casa toda su” parentela, amigos y devotos, y despues de rezar en vuestra dulcísima presencia la santísima corona , entreteniálos con tratados ó discursos espirituales , con eficaces invectivas, y multitud de egemplos , á fin que, enamorados de vuestras divinas perfec- ciones , prócurasen acogérse al sagrado de vuestra proteccion en todas sus calamidades. Ni es fácil reducir á número las re- petidas movenas., devotos egercicios y loables devociones en que ocupaba con ellos gran parte de la noché en vuestra ama- bilisima presencia, de que+atraidas muchas personas , llena-= ban la casa y y hacian que pareciese un nuevo cielo con la santa ocupacion de vuestras dignas alabanzas. Vuestro es tambien, PASTORA mia, este sermon por ha= berlo yo predicado; pues siendo mi alma, mi: corazon , mi vida , mis sentidos , mis potencias y todas mis cosas vuestras, lo es de consiguiente este pequeño trabajo , parto infecundo ade mi rudo entendimiento. Ademas, dulcisima Madre: mia, ue habiendo yo recibido de vuestra amorosa liberalidad tan epetidos favores; y conociendo que cuanto en mí:se halla es - don gracioso de vuestras prodigas benéficas manos, no era usto pi razonable ofrecerlo yo á otras aras queá las vuestras; y faltára sin duda á las leyes del agradecimiento y de la justi- cia, si confesando ser vuestro, lo bueno que en él se halla, os negase esta gloria tan debida por todos titulos á vuestro méti- to y grandeza.

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