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(69) dos sucesos de esta clase, Con solo decir un evangelio á varias especies de enfermos , puesta la mano sobre sus cabezas logra- ban pronta salud y remedio en sus achaques. Sirva de confir- macion entre muchos y por muchos lo que depone , ofreciendo juramento una persona de crédito y de verdad, Es ésta combatida de varias continuas enfermedades, y ha- llándose muchas veces oprimida de sus males ,-tanto, que no la dejaban el menor aliento. para las precisas faenas de su casa, á tiempo que tal vez se hallaba presente el Venerable Padre, le avisaba de su inhabilidad é imposibilidad para el trabajo: nece= sario, porque quedaban casi sin movimiento sus lastimados miembros. Compadecido el varon de Dios, le mandaba se pu- siese de rodillas, y diciéndola un evangelio , esperimentaba luego el alivio, y se reconocia con fuerzas suficientes aun para las tareas mas prolijas y penosas. Pero no está aqui la singular y notable, lo especial en estos casos era, que acabadas las faenas necesarias , preguntándole el varon bendito si habia concluido, le decia: ea pues anda ahora 4 recogerte: y como %si tuviera en su mano la salud y la enfermedad , lo mismo era sonar en sus oidos.estas voces, que volver 4 sentir los achaques y dolores, hasta postrarla en una cama. Nunca quiso librarla para siempre de ellos, porque-queria y deseabá pa- deniess mucho:por Dios como lo insinuaba su trato y la espi- ritual direccion de-su"conducta. Solia tal vez decirle: no, no se quiero yo:sin trabajos en esta vida, quiero sí, que tengas mu- choque ofrecer 4 tu Señor y tu Dios. No lo comprueban menos éstos casos. Mas dé dos inesés contaba en su penoso padecer una pobre muger de este pue- blo, con un pecho tan apostemádo y endurecido, que despues de continuos apositos y medicinas usadas en todo este ticii. po, no solo carecia del pretendido alivio, sino que mas y mas se agravaba su tormento. Ya prevenia el cirujano las láhcé- tas y los demas instrumentos correspondientes á la Operacion de una evacuacion violenta , cuando desconsolada sumamen- te con tan intensos dolores y casi desesperada de remedio la paciente , lloraba inconsolable su desgracia, 4 tiempo que el Venerable Padre entró, llamado de la caridad , á visitarla. Exhortóla fervoroso 4 la conformidad debida, y reprendiendo con su acostumbrada gracia y dulzura su impaciente altera= cion, se salió inmediatamente de la casa, habiendo rezado á

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