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(6z ) En atencion :4 tan continuo padecer, si tal vez alguno al visitarlo y compadecido de su afliccion , le aconsejaba pidiese á Dios su salud ó alivio , respondia : no me atrevo , no me atrevo. ¡O prodigio de paciencia! Ó asombro de: la resignacion mas perfecta ! ¡Ó egemplar de confusion para nuesica omision y tibieza! ¿Hasta cuándo católicos, nos hallaremos mal conten- tos en medio de los trabajos y adversidades? ¿Hasta cuándo hemos. de vivir odiados con: las penas y fatigas? ¿ Hasta cuán- do hemos de resistir al estímulo de la divina piedad, sabiendo que es cosa dura el oponernos á su fuerza (158), y que Cristo padeció por nosotros, dejándonos egemplo,, para que sigamos sus pisadas? (159). ¡Ó qué bien, elamaba el Venerable Padre, cuando al ver que alguno en tales ocasiones, no haciendo case de sus amonestaciones , malograba con su niugun sufrimien- to una proporcion de tanto merecer , decia : no nos cansemos; en el reino de Dios no corre moneda alguna que no lleva cruz: si queremos ir allá, abracémonos con ella. Aqui repetia fervoroso con el pacientísimo Job: Si recibimos los bienes de mano de Dios, 3 por qué no admitiremos igualmente los males? (160) De esta suerte vivia y obraba este grande espíritu de pa= Ciencia sin quejarse ó lamentarse jamas de lo que padecia. Solo en una ocasion llegaba á verse atribulada su paciencia , y era - di medio de sus enfermedades, que se come- Han algunas culpas: de mo pequeña magnitud en el pueblo cris. tiano. Necésitaba entónces de todas las fuerzas de su espíritu, para templar los ímpetus. fervórosos de su celo: pero 4 el verse imposibilitado de ponerlos en egecucion , y que esto-le venía de la mano de Dios. ' hacia humildísimos actos de con- formidad y kesignacion;:: entregándose todo á su divino bene- plácito se abrazaba rendido con sus sabias disposiciones. No careció tampoco nuestro Venerable difunto de aquellas dos principales virtudes, fe y esperanza, que aunque inferiores á la. caridad andan con ella juntas en pluma de S, Pablo (161). De su heróica esperanza da clásico testimonio aquella. gran Esp «Confianza con que hablaba y sentia de la bondad de Dios!(162): ranze, Aquel no temer los asaltos de la muerte. Aquella gunerosidad, desembarazo y grandeza de ánimo con que:en todo procedia, (158) Act. 9.$, (499)-4. Petr. 2:94. (160) Job 2. 10, (161) 1. Cor. 13, 13, (162) Sap. 4; 4, *

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