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(65) corrigiendo y hablando don tanta individualidad y menuden- cia sobre el asunto, como si lo estuviera presenciando. ¡ cuántas veces, animado este singular varon con la caridad del Apóstol , pudo decir con él, que aunque ausente con el cuerpo estaba muy presente su espíritu, para atender á las necesida= des de todos (155). Llevado de esta misma caridad , no satisfecho con emplear todas sus fuerzas en el bien y utilidad de lasalmas, procura- ba conquistar á otros para que se ocupasen en tan santo miz nisterio. Sentía muy mucho, cuando veia que en los sermones trabajaba el predicador por descubrir su ingenio y agudeza con elevados conceptos y discursos; y tanto se apuraba en estos casos , que pasaba tal vez á reprenderlo y corregirlo. con la mayor severidad. Ya llegó la ocasion, que oyendo á un ora- dor de otro instituto, sugeto distinguido y condecorado en cá- tedra , púlpito y prelacías , le afeó de modo su defecto, qué haciéndole 'enmudecer. en sus disculpas, aterró su ánimo de modo, que reconociendo el verdadero espíritu de Dios que en bel Venerable Padre residia, temblaba involuntario en su pre- sencia , cual si fuese un azogado. Si veia alguno con prendas para misionero, abrasado en deseos de que se emplease en ello no cesaba de exhortarlo:y.persuadirlo á esta deuda , Aterrando «yaaidos sido: repugnaba-con las mas formidables sentencias Ta-divina escritura y santos Padres. Cuando alguno se escu- saba conque ó no tenia gracia , voz ó suficiencia para hacer mucho fruto, lo reprendia y reconvenia con decirle : Acaso so- mos nosotros los que causamos tanto bien con nuestras palabras? Eso le toca á Dios. Hagamos de nuestra parte lo que pudiéremos por: la salvacion de las almas , que en punto. de convertirlas Dios bará. su voluntad: Ci 1OS muestro ministerio, que el mérito no está en lograr muchas CONVEFSIONES, sino en trabajar: como Dios manda. La. misma práctica observaba con los religiosos eStraños. Si: llegaba 4 tratar estos asuntos cón alguno; le per- suadia.4 que dejados los empleos si los gozaba , se entregase al egercicio de la: mision , diciéndole sabia por esperiencia ser mucha la mies, y pocos los operarios. Concurrió un dia con cierto religioso graduado , profesor de otro instituto , y re- firiendo éste los ascensos conseguidos en el capítulo que habia (155) 1. Cor. 5. 3,

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