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(46.) Padre , le dijo éste de improviso, estando con él en su celda: Vete al coro bajo , que quiero confesarte generalmente. Sobresal- tóse el hermano con este repentino y nunca prevenido aviso, y escusándose su devocion con que no estaba dispuesto , pre- tendia diferirlo á ocasion mas oportuna. Vo importa , respon- dió nuestro Venerable difunto , vete al coro bajo, y alli dise ponte entretanto que yo voy á confesarte. Obedeció entonces el virtuoso hermano por darle gusto; pero con tanta inquietud y desazon , que no es fácil ponderarse. Á breve rato llegó el P. Miguel , y empezada la confesion, le fue refiriendo con la mayor menudencia todo cuanto habia en el tiempo de su vida egecutado , antes que el penitente hermano se lo relatase, Asombrado éste mucho mas que antes con un caso tan estra- ño , concluyó su confesion con gusto y cabal satisfaccion de entrambos. Nótese aqui de paso la circunstancia de haber practicado ésto en la vez última que se vieron ; pues en ella se demuestra al parecer que no estaba ignorante de lo poco que le restaba de vida , y de lo inmediato de su muerte. Mas ¡ó cargo terrible el del confesonario! ¡ó-peso casi in= soportable á las humanas fuerzas! ¡ó con cuánta propiedad se dice, que es onws angelicis humeris formidandum (96): carga formidable aun para los mismos angeles. Sin embargo de ha= Harse el Venerable P. Fr. Miguel tan impuesto en las materias místicas y morales 5 en las máximas de la sagrada escritura, en la doctrina de los santos padres, que apenas se le hallará ventaja : no obstante de la casi inimitable práctica en el conti- nuo teson y estudio , nunca interrumpido , de muchos años > y de asistirle el cielo con sus luces”, llegó á el fin 4 manifestar To grave de sus obligaciones en los últimos días de su vida » y lo témeroso que estaba de su cuenta y descargo. Solia tal vez de- cir á sus mas familiares religiosos , hablando de estos puntos, todo lleno de temores: Ojalá hubiera yo predicado mas: y" confe- sado menos. ¡Terrible sentencia , y:digna de la mayor ponde- racion! | quo 4 Qué yo-ú otro semejante que viva entregado á el qeio','a1 descanso ; al perdimiento de tiempo , y tal vez 4 la ocupacion menos decente y poco correspondiente á nuestro estado: que el que vive empleado en los paseos , en las visitas , €n los tratos, (96) Concil. Trid,

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