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(38) pusieron su penitencia por trofeo de su eficacia..Es admirable el caso, que (entre muchos ) lo acredita. Hallíbase de familia en nuestro convento de Jaen , con el cargo de Vicario de su co. munidad religiosa , cuando pasó 4 ella de la de Málaga un re. gimiento de soldados para en ella establecerse. Siguiólos sin te- mor de-Dios una cuadrilla no pequeña de mugeres (pasaban de 22 ) que enredadas torpemente en su mal trato, y arrastran- do la ruidosa cadena de su amancebamiento escandaloso , no acertaban desasirse de una ocasion tan infame. Ocupábase aun entonces el P. Miguel en predicar en la plaza los domingos y dias festivos, como lo tuvo siempre de costumbre, y foticiado de este acaecimiento, determinó dirigir ásu remedio algunas de las cláusulas de sus sermones. Para su logro dispuso Dios viniesen á oirle, ya unas , ya Otras de las de esta prostituta compañía; y fue tan feliz su suerte, tan eficaces las razones y palabras del fervoroso predicador , que ya una, ya dos, ya.tres, las redu- joá todas á mejor acuerdo. No hubo una que no acudiese he- chia una penitente Magdalena á los pies y patrocinio de nues- «tro Venerable difunto , con tan verdadero llanto , que unas en los cláustros religiosos , otras en casas particulares y distingui- das aseguraron por su medio y diligencia la debida perseve- rancia en su propósito. Entretanto que colocabaá cada cual en su destino , compadecido de su desamparo, y atento á evitar el peligro de su recaida, se privaba el caritativo y celoso Padre de su escaso alimento, y partia con la recien convertida su po- bre racion, para fortalecer asi 4 espensas de su abstinencia, los recientes propósitos de aquellas reducidas almas. Aun pasó mas adelante en algunas este dolor concebido, porque' llevadas+de su'arrepentimiento, se dieron de modoá la: virtud bajo la di- rección de su Padre y bienhechor , que aun muchos años des= pues se valiam por via.de cartas de su prudencia-y conducta para los aciertos de su penitente vida. No es menos prodigiosa la conversion de-otra inféliz, que haciendo venta de su cuerpo, le grangeaba algun sustento, para no morir de hambre. (¡Ah ricos y poderosos del mundo , cuán- tas y cuántas de esta clase clamarán contra vosotros én el tre- mendo tribunal de Dios!) Hizo mision en aquel pueblo nuestro Venerable Padre, y concurriendo á oirle esta muger pecadora, quedó tan herida de las saetas de sus voces, que no paró hasta que como mística cierva, corrió 4 la fuente saludable de la pe-

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