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(10) sible que haya quien esto lo siga , lo abrace y lo celebre? Oh! ¡cónió me temo, Reina y Señora mia”, sea esta nueva astu- cia “del comun enemigo para obligarnos 4 no creer: lo: que colitra tmuestras-costumbres nos predican estos desengaños ! Por último , Emperatriz grandiosa de los cielos , en vues- tras divinas marios, pongo con el mayor rendimiento este pe- queño trabajo”; pará que admitiendolo bajo vuestra proteccion y ampato , lo: defendais de semejantes: peligros. Y para que en todos cause “el efecto apetecido, -y se logre el fruto que pretende Dios de los egemplos, que nos dejan en sus obras sus amigos , dad 4 estos renglones aquella eficacia , aquel ardor sagrado , que yó con mi tibieza no puedo comunicarle. Haced, dulcísima Reina, y Señora mía , que atraidos todos de la vir- tud de este vuestro siervo, Corramos tras el suave olor de sus ungiietitos, para que logrando ser en todo lugar buen olor á Je- suctisto , lleguemos 4 incorporarnos con los dichosos corderi- Mos y espiritliales ovejas , que componen la grei de "vuestro mistico rebaño. Á este fin, Madre y PASTORA' mia, os presento este papel; no porque entienda que eu ello os hago algun obsequio , sí porque ansioso de vuestra mayor gloria , y de publicar: por el mun- do cuanto os debo', no sé qué hacerme para conseguirlo. Cor- to es, ya lo'veó; éste pequeño don que os ofrezco; pero como es ciértó que da múy mucho quien da todolo que tiene, y que en la cortedad de dos minutos, ó pequeñas monedas que otre- ce un pobre dá 'mucho mas que un rico en gruesas cantidades; por eso yo, Reina mia , me atrevo á poner 4 vuestros pies es- te papel, en que ciertámente Os consagro cuanto tengo ya cuanto puedo.:No.va: solo y desnudo: con él, Madre mia , os entrego mi alma”, mi vida”, mi corazon, Mis sentidos '; mis potencias, y todas Mis cosas; y si mil almas , mil corazones, y mil vidas tuviera, todas, PASTORA mia, dulcísima,,te las en- wegara sz. pues no quiero mas alma que:setvirte , mas vida que verte, ni más ser que amarte; y si para esto no'ha de sera que tengo no la quiero, no la necesito; porque Sin ta amór no hay gozo, no hay consuelo, no hay vida que asi pueda lla- marse, Admitela pues, Reina y Señora mia: admitela PASTORA dalcisima de mi alma : admitela , hechizo adorado de.mÍ cora- zon : admitela , hermosísimo encanto y embeloso de mis senti-

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