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— 8 8 las dulzuras de ese hermosísimo pecho, que á mí no me escluís; pero, ¡ay.Se= nor! que mis culpas me retraen, me aver= gúenzan, como es razon: á vuestros pies me arrojo; bien estoy aqui, amable tesoro mio; coja lo que sembré, que no es razon ni justicia beba vuestra sangre preciosi- sima quien tanto os ha ofendido y agra- viado; y pues sembré culpas, coja lágri- mas amarguísimas de contricion. Dejadme, Bien mio, que llore, que sienta, que pene _porque os ofendí. Dejadme, Señor, que con la amargura de este dolor padezca lo que me queda de vida, sin admitir con- suelo; solo os pido, Amor mio, que no me aparteis de vos eternamente. Aquí, Señor, aquí padezca todo lo que sea de vuestro agrado; mi Dueño sois, haced de mí lo que quisiéreis, pero no me aparteis de vos por toda la eternidad. Crucificado Jesus mio, - tened misericordia de mí. | Se tendrá sobre lo dicho un rato de medita- cion, y luego dirán todos la siguiente ORACION. Crucificado Jesus, Padre amantísimo de mi alma, que dísteis por mi la vida en-