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25 las ofensas que os he hecho! Dadme, vida mia, lágrimas de verdadera contricion. Considera cómo viendo Pilato el tumul- to del pueblo, por contenerlo y aplacarlo mandó que azotasen al Señor: al punto le bajan al patio, le mandan que se desnude, atándole á una columna descargan con indecible crueldad mas de cinco mil gol- pes en aquella sacrosanta espalda y en to- do el santísimo cuerpo. Mira cómo se abren profundas llagas, corre en arroyos la san- gre santísima hasta descubrirse los vene- rables huesos. ¡Ay Jastimado Jesus mio! Permitidme, Señor, que me interponga en- tre vos y los verdugos, para que caigan los azotes en quien los tiene tan mereci- dos. ¡Oh con cuánta razon os quejais, Se- nor, de que los pecadores fabricaron sobre vuestras espaldas, y dilataron su iniqui- dad! Considera cómo aquellos ministros crueles discurrieron, para hacer escarnio del Señor, vestirlo como rey por burla, - y le pusieron una púrpura muy vieja, una - cana en su mano santísima, que sostiene todo lo criado, y una corona de espinas en la cabeza mas venerable y mas santa que pudo criar la omnipotencia; y añadiendo á estas burlas las palabras mas injuriosas

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