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146 corona; y os pido, por la constancia que tuvísteis en seguir á vuestro amado Maestro, y acompañarle hasta el último instante de su vida, me alcanceis de su Magestad que yo no pierda jamás su gracia, y que le siga siempre guardando perfectamente su san- tíisima ley; y por la pena que tuvísteis - viéndole padecer tantos dolores y tan afrentosa muerte, os pido me alcanceis una devocion verdadera á la Pasion de mi Redentor Jesus, y que traspase mi corazon la memoria de sus dolores. Pídoos tambien, Santo mio, me asistais á la hora de mi Muerte, intercediendo por mí, para que muriendo en gracia de Dios le vea y ame en vuestra compañía eternamente en la Gloria. Amen. - CONSIDERACION. Considera cómo sacaron al Señor con la misma prisa, tropel y gritos de casa de Anás y le llevaron á la de Caifás. Mira las Injurias que alli recibe de aquel inícuo Juez de todos sus ministros, y lis lormentos y urlas que aún ignoramos que pasó el Señor en toda aquella tristisima noche, entregado