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78 SOBRE LA AUTENTICIDAD , VERDAD Y DIVINIDAD tas vemos todo lo contrario. Parece que ignoraban que hablaban de sí mismos , y de unos discípulos escogidos y llamados por el mismo Dios humanado , cuya eleccion tan desproporcionada para sus grandes designios , degradaban hasta lo sumo con la publica cion de sus desórdenes. Se vió jamás en el mundo cosa semejante? No es del todo conforme á los sentimientos del corazon humano, que cuando algun poderoso elige.algun sugeto para un grande empleo procure el electo elogiar diestramente al elector para que todo el mundo conozca el acierto de la eleccion , ó mostrar en co- mun una insuficiencia que con mas artificio descubra su propio mérito ? No es este, repito, el comun uso de los mortales ? No es esta la conducta universal del corazon humano en semejantes cir cunstancias? Pues cómo la de los evangelistas es tan diferente y tan contraria ? Cómo podremos esplicar este misterio? Diciendo y confesando de buena fé, que ellos escribieron el Evangelio por el movimientoy direccion de aquel divino espíritu que ahoga todo amor propio en el corazon de aquellos, cuyas plumas emplea en publicar sus maravillas. Demos por último , amados cristianos , el golpe mas fuerte á los incrédulos ¿ y el mas irresistible, á pesar de su ilustracion. Alegaré pues lo que es menos regular en el entendimiento humano. Quiero decir , la imparcialidad que reina en el Evangelio, y que jamás se desmiente desde el principio hasta el fin de esta obra yer- daderamente divina. Dadme un escritor desde los siglos mas remotos hasta nuestros dias, que no tome parte en pro ó en contra del héroe de su histo- ria y de todos los personajes. que la componen. En vano os fatiga- riais en buscarle. No le hallareis fuera del antiguo y. nuevo Testa- inento. Todo hombre que escribe naturalmente una historia , ordi- nariamente empieza formándose una' idea. de su héroe y sus compañeros , por lo que ha visto , leido ú oido decir de ellos , y los ya pintando conformes á esta idea. Siempre los manifiesta se- gun los ha juzgado buenos ó malos : odiosos ó amables; dignos de estimacion ó de desprecio. Si no dice siempre con franqueza lo que piénsa, lo'hace percibir con tanta habilidad , que el entendimiento del lector quéda sorprendido mas, que si claramente lo esplicase. En suma: todo historiador lleva necesariamente una cierta opinion de los persónajes que entran en su historia , y sobre Lodo del que en ella representa el principal papel. El desea, él quiere, él pro- cura que todos formen: la: misma idea; y ved ahí un principio uni-

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