BCCSAL000549-A-09000000000000

74 SOBRE LA AUTENTICIDLD , VERDAD Y DIVINIDAD ra vez, jamás se ha visto ni puede concebirse y menos praclicarse por personas que no tengan trastornado el entendimiento. Pero supongamos por un momento que los Evangelistas fuesen los mas rematados locos que habia visto el mundo desde su princi- pio, escribiendo una historia fabulosa, contra la que el mismo mundo habria dado el mas ilustre testimonio, demostrando con he- chos innegables su falsedad ; cómo es que la hicieron creer á tantos sábios, á tantos hombres distinguidos, á tantos principes podero- sos? Qué furioso frenesí se apoderó de millones de niños , de don- cellas, de jóvenes , de ancianos, de sacerdotes , de obispos , de ge- nerales famosos por sus hazañas militares: de hombres y mujeres de todas clases y gerarquías, para que eligiesen morir entre los tormentos mas horrorosos, antes que negar la fé del Evangelio? Qué locura fué aquella tan desenfrenada que cundió hasta los es- tremos de la tierra, no hallándose reinos ni provincias que no es- tuviesen regados con la sangre de los mártires? Qué locura fué aquella, que sin armas, sin ejércitos, sin riquezas y sin mas apa- rato que la cruz de Jesucristo derribó las Dianas de Efeso, las Minervas de Atenas, los Júpiter de Creta, las Venus de Troya, los ídolos de Roma y arruinó la gentilidad en toda la tierra ? Qué locura fué aquella tan estraña en que los furiosos obraban milagros estupendos, amansaudo las fieras, sanando los enfermos, dando vista á los ciegos, vida á los muertos y mandando á todos los ele= mentos ? Qué! el cielo, la tierra, el mar, los rios, los reyes y los vasallos no presenciaron aquellos prodigios ? Ay! Es menester re- petir la confesion sincera de los antiguos magos de Egipto: Digitus Dei est hic. Aqui anda el dedo de Dios. La omnipotencia obraba y sellaba con la marca de la verdad estas maravillas. No obró Dios milagros? Fueron ilusiones , prestigios y apariencias? Mayor wmila- gro veo ahora. Un mundo entero trastornado en su creencia y en sus opiniones religiosas por doce pobres hombres, contra quienes se levantaron los reyes, los filósofos, los grandes y poderosos de la tierra contodo género de máquinas, astucias y crueldades , y quedaron, sin embargo, dichosamente vencidos y postrados á:los piés de Dios-Hombre crucificado, que predicaban unos hombres tan pobres. Es esto posible sin milagros? Puede sin milagros conce- birse una obra tan divina? Y puede uno sin horror oir 4 los incré- dulos que se tienen por instruidos , negar unas demostraciones tan evidentes? Qué uso haceis hombres miserables de vuestra ilustra- cion? Cuando á fuerza de atormentar vuestro entendimiento , lle-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz