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DE LA INCREDULIDAD. 61 jandro en la Grecia, y de César en Roma, que dela de Moisés en el pueblo Hebreo. Nuestra razon acostumbrada á profundas medi- taciones en la investigacion de la verdad halla mas documentos de fa existencia de Moisés, que los que encuentra de la. de César, Licurgo y Alejandro. Ese libro que los simples llaman Pentateuco, es obra suya, y ella nos le demuestra el impostor mas atrevido que habia visto el mundo desde su principio hasta que nació Mahoma, Qué bueno es en todo caso, amados cristianos mios , tratar con hombres de entendimiento! Ya tenemos confesado por los incrédu- los que existió Moisés y fué autor del Pentateuco, eslo €s, de los cinco librós siguiéntes: Génesis, Exodo, Levítico, Números, y Deuteronomio ; pues los demas que componen el antiguo Testa- mento, se fueron agregando en los siglos subsiguientes. Cierta- mente ellos no dudan de atribuir á Mahoma su Alcoran, á Platon su República, y á Homero su liada y Odisea; cómo habian de negar el Pentateuco á Moisés? Si no fuera suyo, cómo el pueblo hebreo, indócil, rebelde éingrato, hubiera podido sufrir tantos y tan duros preceptos que en él se le imponian, con tantas y lan incómodas ceremonias? Si no le hubiera recibido de su mano, cuántas insurrecciones- se hubieran levantado contra su autor? cuántas dudas, cuántas opiniones no se habrian escitado sobre su orígen ? Ninguno de aquel inmenso pueblo negó jamás que Moisés hubiese-escrito aquel libro, y ninguno lo niega ni duda en el dia despues de tantos centenares y millares de años que le tienen, en las manos. Yo no encuentro un libro entre cuantos han visto la luz pública en toda la carrera de los siglos , que con mas verdad pre- sente el nombre de su autor. Porque, reflexionad, cristianos , que aqui no tratamos de un libro ordinario y comun en que podria, como sucede con «otros, aparecer un nombre supuesto. Se trata de un código sagrado de leyes que los judíos miraron. siempre como dictadas por Dios , y escritas por su profeta Moisés: es un libro que enel dia leen con profunda veneracion , á pesar de diez y ocho-siglos de calamidades, destierros y oprobios: es un libro en que ellos cifran toda. su ciencia, como que encierra y abraza sus leyes políticas, civiles y sagradas : essu único tesoro, y en él hallan sus anales, los fastos de su historia , los títulos de sus so- beranos y sus pontífices ; la regla de su policía y su culto, y los recuerdos de los grandes prodigios del Omnipotente hechos en su favor ; aili encuentran los tremendos castigos del cielo contra su incredulidad, contra sus apostasias y sus crímenes :.alli_ se publi-