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60 CONTRA LOS PRETESTOS undas. Esto basta para que otros incrédulos, que carecen de sus: ruces , les sigan ciegamente, y sin reflexionar , que si las luces de los maestros soni tinieblas, cuán espesas y palpables serán las li- nieblas de su incredulidad ! Ay Dios! Corrupti sunt, etabominabiles facti sunt ín studiis- suis. Y qué oponen estos pretendidos sábios contra la santa religion que dichosamente profesamos? Que Moi- sés fué un impostor : que el Evangelio es una fábula, que las pro- fecias.... Poco á poco, señores. No abracemos hoy mas que el pri- mero de estos pretestos. Tratemos sólidamente de destruirle, que en otro dia iremos en seguimiento de los demas, con la confianza en Dios de que todos quedarán desvanecidos. Moisés fué un impostor. Gracias á la divina misericordia que ba dado luces bastantes á los incrédulos para confesar con ingenui- dad la existencia de aquel hombre memorable. Si, amadoscristia- nos mios. Los incrédulos instruidos saben muy bien que todo pue- blo estranjero al pais en que habita, supone una emigracion. Toda emigración de una inmensa colonia supone un superior, un gefe, una cabeza que la conduce. Todo gobierno fundado sobre un - códi- go de leyes supone un antiguo legislador; y toda religion que exis. te, supone un hombre estraordinario que la fundó. Estas son ver- dades irresistibles: son éomo los axiomas geométricos, á los que nadie que haga un recto uso de su razon puede contradecir. Los hebreos trasmigraron de su antiguo pais á la Judea en número de seiscientos mil hombres capáces de llevar las armas, sin contar las mujeres y niños que serian á lo menos otros tantos: ellos se esta- blecieron en la Judea despues de muchos trabajos, batallas y victorias : ellos tenian unas leyes ásperas, duras y terribles: es imposible combinar estos hechos públicos, grandes y conocidos de todo el mundo, sin la existencia de un hombre atrevido , empren- dedor, hábil, de un génio vastísimo, de un corazon grande y mag- nánimo, y de un espíritu superior y sublime, que puesto al frente de aquella multitud innumerable dirijiese la emigracion, los man- dase en los combates, les facilitase las victorias, les formase leyes civilesy: religiosas , y les compeliese por premios y castigos ásu observancia: Tal hombre, dicen los incrédulos, -.cs absolutamente preciso , y ese fué Moisés. El reunió en sí mismo las «funciones de generál en gefe deun grande ejército, de legislador. habilísimo de una gente dura, y de fundador de una religion áspera y pesa- da , como les convenia á su carácter. Nosotros; añaden, dudaría- mos primero de la existencia de Licurgo.en. Lacedemonia - de Ale-
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