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56 CONTRA LOS PRETESTOS de vuestra omnipotencia, del mas grande prodigio de vuestra gra- cia, y del mayor beneficio que habeis hecho á los hombres? Conoz- co, y públicamente confieso mi insuficiencia ; pero me será lícito callar, viendo como se la desconoce, como se la insulta, como se la ultraja? No Dios mio. Nada es mas frecuente en Vos, que elejir los instrumentos mas débiles para la ejecucion de las obras mas estu- pendas. Asiserá vuestra toda la honra y gloria del vencimiento. Iluminad mi entendimiento, inflamad mi voluntad, abrasad en di- vino fuego mi corazon para que sean eficaces mis deseos. Yo os lo suplico por la intercesion de María Santísima vuestra Madre y nuestra protectora; con cuya poderoso patrocinio doy principio. Para robusteceros mas y mas en vuestra fé, amados cristianos mios: para que cobreis mayor respeto y amor á la santa religion cristiana que felizmente profesais, y para que los incrédulos que se precian de instruidos se penetren á su vista de un saludable pa- vor, y se horroricen de sus blasfemias contra este abismo de gran- deza y santidad , tan antiguo como Dios, tan eterno como Dios, y que tiene al mismo Dios por garante de sus leyes, de sus precep- tos, sus amenazas y recompensas, formemos como los contornos de la pintura de la religion: veamos su orígen, consideremos sús progresos, sigamos sus pasos en las diferentes edades de su dura- cion, y contemplemos donde se terminan sus premios y sus Casti- gos. Este grande golpe de luz, esperamos que ilumine sus almas, si como frenéticos no cierran los ojos por no verla, y se rebelan contra su misma claridad: asi lo deseamos y pedimos á Dios cón todo el afecto del corazon. Y vosotros bendecid las misericordias del Señor , que os crió en el seno de tan pura , tam verdadera y tan santa Madre. Nada , fuera de Dios, se me presenta mas sublime y majéstuo- so que el plan de la religion. Yo veo al Sér Eterno concebirle en su divina mente antes de todos los siglos; y como sus determina- ciones son inmutables , no hallo un solo momento en toda la eter- nidad. en que no tuviese el designio de criar al hombre, ó en que no viese su caida y le preparase un Redentor. La primera época de la: religion cristiana es menester buscarla en la misma eternidad de Dios; y-darlá una existencia tan antigua como el mismo: En el principio:crió Dios los cielos y la tierra, y'despues de haber manifestado su gloria por la grandeza de sus obras, puso el sólido fundamento de la religion que habia concebido en su sobe- rano entendimiento, y queria establecer enla tierra. Cria el pri-
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