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498 CONTRA LA SOBERBIA. le había adornado el Omnipotente, es desterrado del Paraiso, cu- bierto de verguenza, y oprobio , y sentenciado á comer el pan con el sudor de su rostro, temblando á las fieras , sintiendo el rigor de los elementos, esperimentando la rebelion de sus pasiones y vergonzosos apetitos, y esperando una muerte triste despues de sus dias desgraciados. Sucedióle á Adan con Dios lo que á un pa- triarca de Constantinopla con un emperador que le habia favoreci- do: Ego te condidi, ego te destruam. Pequeña nada, le dijo, vi gusano de la tierra, entiende que si yo te elevé, yo sabré abatirte: yo te he dado cuanto tienes : Le he conferido el empleo que disfru- tas: te hehecho mil favores, y dado muchos bienes, yo te los quita- ré todos por tu soberbia , le derribaré del estado en que te miras: te destruiré y volveré á la nada de que acaba de sacarte, Ego te condidi,ego te destruam. Justo castigo de un pobre orgulloso , que olvidando sus principios y el polvo de que fué formado, se levanta contra Dios, y revela contra el Omnipotente, que puede en un momento aniquilarle. Pasad ahora brevemente con la consideracion por el castigo de aquellos hombres soberbios, que la Santa Escritura nos señala. Vedá un Cain muerto cruelmente por Lameckh., como si fuera una fiera: á un Faraon ahogado en el mar Rojo con todo «su ejército, sus carros, sus caballos y riquezas: á un Aman ahorcado infame- mente en un afrentoso patíbulo: á un Saúl pasado con una espada, y:acabando la vida rabiosamente: á un Antíoco Eupator comido de gusanos y lleno de ignominia: 4 un Eliodoro azotado réciamente por los ángeles; á una Jezabel pisada de los caballos, arrastrada y comida de los perros. Pasad, vuelvo á decir, con la considera cion por estos y otros terribles castigos que ha hecho Dios en: los soberbios; y lijad atentamente vuestro espiritu sobre el rey Antío- co: pues ya que escuchamos su soberbia en la primera parte , es justo que veamos tambien su castigo en la segunda. - Desbaratados sus ejércitos, vencidos torpe y feamente sus ca- pitanes, levantado el sitio que él mismo habia puesto sobre Eli- mayda, ciudad novilísima de la Persia, exhausto su erario, muer- tos sus soldados, y cubierto por todas partes de ignominia, se vió enla dura necesidad de huir precipitadamente á Babilonia lleno de grandísima tristeza: El fugit inde, et abit cum tristitia magna, el reversus est in Babyloniam. (1) Las melancólicas noticias que cada día le venian de la derrota de sus tropas por los gloriosos triunfos (1) Lib. L Machab. c. VI, v. 4.
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