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CONTRA LA SOBERBIA. 497 un deshonesto, un traidor nada mas sienten que la publicidad de su pecado: por el contrario, un soberbio declara abiertamente la guer- ra contra su Dios: marcha, dice el Santo Job, con las manos y frente levantadas, con el cuello erguido, juntando sus tropas, se fortifica contra el Omnipotente , le combate á rostro firme, y trata de herirle en la parté mas amada, que es su gloria : Tetendit ad- versus Deum , manum suam , et contra Omnipolentem roboratus est. Cucurrit adversus eum erecto collo, el pingui cervice armalus est. (1) Por esta causa el Dios de los ejércitos, y el Señor de las batallas, viéndose ofendido y provocado, sale al encuentro á los soberbios, los resiste, los castiga, los destruye y aniquila. Consideradlo con atencion. Jamás Dios nuestro Señor ha tronado mas pavorosamente sobre los pecadores, ni arrojado con mas cólera el rayo de su furor que cuando ha herido á los soberbios. Cuando castiga á Faraon y á los egipcios la injuria que hacian á su puebio israelítico, no emplea mas que un dedo, dice la divina Escritura: Digitus Dei est hic. (2) Cuando hiere á Job, dejándole hecho un espectáculo lastimoso de podre y de lacería , solo le toca con una mano, como lo confiesa el mismo Job : Manus Domini tetigit me. (3) Pero cuando castiga á los ángeles soberbios, emplea , dice San Pedro Damiano toda la ira de su omnipotencia, y toda la fuerza de su divinidad: Tota Ommipo- tentisira, et tota divinitatis dextera percusil inimicum. Ni guarda respecto á la grandeza de su orígen, ni á la santidad de sus prin- cipios, ni á la hermosura de su naturaleza , sino que en un mo- mento los precipita desde lo mas alto del cielo hasta los mas hondos calabozos del abismo. Allí en los infiernos es humillada la soberbia de Lucifer; y de un lucero brillante que resplandecia en el firma- mento , queda convertido en un feísimo demonio con toda su comitiva por mientras Dios sea Dios: Detraeta est adin feros superbia tua. (4) Peca Adan, ensoberbeciéndose contra Dios, desobedeciendo su mandato, deseando serle semejante, y saber del bien y el mal; y á pocos instantes mira sobre si y sobre todos sus míseros descen- dientes un diluvio de castigos: desnudo de la justicia original, des- pojado de la gracia santificante y de los dones gratuitos, con que Job, c. XV, v. 25, 26. Exod. VIII, v.19 Job, c. XIX, v. 21. Isai. C. XIV, yv. 11. a A A a 32
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