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484 SOBRE LA VERDADERA Aquellos poseen un rico tesoro de luces, de prudencia , de sabidu- ría para instruir á sus prójimos desde los sagrados púlpitos : estos para asistir á los enfermos: aquellos para auxiliar á los moribun- dos: estos para consolar á los tristes: aquellos para animar á los pusilánimes; y, finalmente, no hay hombre, por mas infeliz que se le suponga, que no pueda ser útil á sus prójimos si él eficazmen- te lo procura. Por último, es necesario, amados pecadores, no solo cumplir las obligaciones para con Dios y para eon el prójimo, sino tambien para con vosotros mismos. Las obligaciones para con Dios nos com- pelen á reconocerle , adorarle y servirle con un espíritu de verda- dera religion. Las obligaciones para con el prójimo nos precisan á procurarle el bien con un espíritu de verdadera caridad; y las obligaciones para con nosotros mismos nos apremianá sujetar nues- tras pasiones y apetitos viciosos con un espíritu de verdadera pe- nitencia : sin ésta, hermanos mios, no hay cielo. Este es el único negocio que nos importa, nada menos que una feliz eternidad. Nuestra salvacion, sí: nuestra salvacion. Diga el mundo, hable el mundo y murmure el mundo cuanto quiera: vamos nosotros á cor- rer tras este uno tan necesario, como le llama el Evangelio : Porro unum est necessarium. (4) Si te salvas, todo lo lograste: si te con- denas, todo lo perdiste. Fijad vivamente en el alma esta terrible verdad , que poderosa es para arrancaros de vuestros vicios, para haceros llorar y clamar á los piés de Jesucristo, crucificado con el mayor dolor y pena por vuestras culpas pasadas, y con las mas vigorosas resoluciones de entablar una vida irreprensible en lo ye” nidero, para reparar con la mortificacion y aflicciones de la carne vuestros mismos pecados. Poderosa es para trasladaros al estado de los devotos verdaderos y fervorosos , que renunciando todos los placeres del mundo , dedicándose á las buenas obras, entregándose ú la oración, á la visita de los sagrados templos, al frecuente uso de los santos Sacramentos, ai arreglo prudente, económico y cris- tiano de su casa, al cuidado de los pobres, forman acá en la tierra un anticipado cielo. Sí, Dios mio : Et dixi nunc capi: hac mutatio desteree Excelsi: (2) hoy ha de ser aquel dia feliz que determinaste desde la eternidad para que yo me pasase al partido de la piedad. Venid, Divs mio , á obrar en mí esta mutacion, que es obra de 1) 8. Luc. €. X., y, 12 2) Psalm. LXXVI, y. 11.
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