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Y FALSA DEVOCIÓN. UT5 gusta ; abandonando las lisonjeras máximas del mundo, que Jesu- sristoha reprobado, viviendo segun las puras leyes del Evangelio, mortificando incesantemente sus pasiones, y asemejándose cada dia mas á Jesucristo, único modelo de todos los predestinados. Tampoco son de los mundanos relajados y pecadores perdidos, que corren desenfrenadamente por el camino de los vicios sumergién= dose en los lodazales de la lascivia , abandonándose á los arrebatos de la soberbia, y dejándose arrastrar de los apetitos desordenados del interés y la gula. Los tibios confiesan sin dificultad que hay un mundo depravado, cuyas costumbres generalmente se tienen por infames: mas juzgan tambien que hay otro mas moderado y poli- tico, que no deroga un punto á la devocion. Sobre este principio, que el amor propio encarece y autoriza, se forman los tibios un partido de devocion acomodada , que sabe el arte de conciliar to- das las comodidades y conveniencias de la vida con los saludables rigores de la doctrina evangélica; y sobre el especioso pretesto de que una devoción austera hace que desagrade y disguste la virtud, el amor propio sabe el secreto de templarla, despojándola de aque- lla delicadeza de conciencia, que nace con la verdadera devocion, de aquellos inocentes rigores de que se mantiene, y otras morti- ficaciones y sacrificios que la acompañan: secreto verdaderamente ignorado de los santos, y tan contrario por esa razon al espíritu del Evangelio. Es verdad que los tibios aborrecen á los avaros, que con usuras é injusticias en sus compras, ventas, préstamos ó mú- tuos perjudican á:sus prójimos: declaman contra los públicamente amancebados , que perdiendo la vergitenza al Criador y á las.cria- turas, llenan de escándalos el pueblo : igualmente se irritan contra los demas pecadores, que á cara descubierta perseveran en su ini- quidad ; pero con esta máscara de celo, ellos se ereen dispensados de las obligaciones de orar, mortificar sus pasiones, tomar su cruz, negarse á sí mismos, renunciar con el afecto todas las cosas del mundo, y seguir á Jesucristo. Estas personas tibias visten á la usanza del pais lo mejor y mas brillantemente que pueden, oyen sus misas los dias de fiesta , y tambien algunos de labor, hacen sus novenas , interpolándolas ú interrumpiéndolas cuando se ofrece con los festejos , los bailes, los juegos, los entretenimientos y placeres: confiesan una ó dos ve- ces al mes, pero siempre unos mismos defectos, porque nunca se resuelven eficazmente á una vida mas exacta y mas cristiana. In- curren en murmuraciones leves y graves, impaciencias frecuentes,
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