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Y FALSA DEVOCION: 473 bres, vuelvo á decir , de esta clase, allá á sus sólas y en su retiro tal vez rezan el rosario de la Santísima Virgen, por librarse de ciertas agitaciones interiores que los molestan y conturbán. Un mundano tiene tambien sus devociones , sí: un mundano, cuya ley es la vanidad, cuya regla la razon de estado, y'cuyo-Evangelio las máximas del siglo: sus timbres, sus títulos, sus honores, sus empleos, su lujo, sus escesos, sus indecencias en los vestidos, su disipacion en las tertulias, su prodigalidad en los juegos y en-olras pecaminosas diversiones, embriagan todos sus sentidos y llenan 'su espíritu de altanería , de soberbia , de orgullo, de arrogancia, hasta no poder sufrir la amonestación de un amigo, el consejo de un hombre sábio , mi el mandato de un superior: con todo, en ciertos intervalos que le permite su vida, entregada á todos los deleites del sentido, y á todas las satisfacciones del amor propio, revuelve su escapulario , dice sus Pater noster , y con él se cree á cubierto de la cortante espada del Omnipotente , que amenaza con la muerte eterna á una vida enemiga de la mortificacion y penitencia. Siguele tambien un vicioso en tener ciertos ratos destinados á la devoción: hierven en su podrido corazon las torpezas públicas y secretas mas abominables, levantan el grito los escándalos mas ruidosos ; cla= man sus injusticias, sus ódios, sus venganzas, sus pleitos injustos, sus embriagueces, sus blasfemias, sus perjurios, sus omisiones palpables, sus malas confesiones, sus sacrilegios; sin embargo, con- curre á alguna misa, asiste á los sermones y tiene 'sus novenas, como si ellas fueran un escudo impenetrable á la justa cólera del Criador , que va á tomar satisfaccion de tantas iniquidades,:de tantas maldades; de tantos vicios. Pero ay! que resuena el eco de esta pavorosa voz: Qui lalia agnut regnum Dei non conseguentur: (4) Un vicioso, un mundano , un libertino,, no se salvarán por mas que recen el rosario,. por mas escapularios que lleven y por mas novenas á que concurran, sino dejan sus vicios, si no enmiendan su vida, si no hacen frutos dignos de penitencia. Sí , cristianos mios: esta es una devocion fantástica, que solo puede cóntribuir para que se pierdan con serenidad los pecadores, para qué perse- yeren en su mala vida, pensando hallar, mediante tan falsa devo- cion, su remedio en la muerte. Pero contra estos falsos devotos claman las Santas Escrituras con espantosas palabras: Qui autem $) D. Paul. ad Galat. e. Y, y. 21.
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