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ii eii 464 SOBRE EL GENIO. no habeis pensado en que para cumplirlas era necesario vencer vuestro génio , despuesde haberle bien conocido. Escuchadme, y lo comprendereis prácticamente. Vosotros os hallais sentados sobre el tribunal de la justicia: este es un estado que pide una integridad inflexible, una equidad inalterable. Vosotros por la bondad de vuestro génio no quisiérais disgustar á nadie; pues advertid, que por bueno que os parezca, estais en la obligacion de reprimirle, y oponerus generosamente á la maldad , á pesar de las solicitudes , los empeños y manejos de un grande, de un amigo, de un pariente, de un rico y poderoso: de otra suerte no cumpliríais ciertamente con las obligaciones de vuestro estado: Volli querere fieri judez, nisi valeus virtuleirrum- pere iniquitates. (4) Vosotrus estais en una condicion de sumision y dependencia, en que el mérito de la santa obediencia debe «ser vuestro único patrimonio, teneis no obstante un génio altivo é im= petuoso , mas propio para dar leyes y hacerlas observar, que pa- ra obedecer. Pues es necesario que humilleis vuestro génio, que templeis la fogosidad de vuestro génio, sometiéndole constante- mente á las órdenes de quienes dependeis , acordándoos de San Pablo, que dice: Omnis anima: potestatibus sublimioribus subdila sit. (2) Vosotros os mirais santamente colocados en el estado ecle- siástico: estado que exije por su misma consagracion el retiro del mundo, una modestia suma, una edificacion contínua y una se- paracion perpétua de todo tráfago secular. Vuestro génio natural- mente alegre y bullicioso quisiera llevaros á todas las concurren- cias del placer, y á todas las diversiones del mundo, es pues ne- cesario vencer esta inclinacion mundana, separaros de todos los peligros, y regular vuestra vida por las severas leyes del estado clerical: Sacerdotes qui accedunt ad Dominum, sanclificetur. (3) No solo debeis vencer vuestro génio para cumplir las obliga- ciones de vuestro estado : tambien debeis vencerle para llenar dig- namente los deberes de la vida civil: esta nos obliga á tratar cor- tesmente con toda clase de gentes, inferiores, iguales y superiores, ancianos , y otras mil cosas á que debemos contribuir como partes que somos de esta sociedad civil. Serian los hombres infinitamente peores que las bestias, si enteramente cortasen este trato racional, (4) Eccli. c. VH, 6. 12) Epist. D. Paul. ad Rom. c, XII, v. L (8) Exod.c¿ XIX, v. 22.
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