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SOBRE EL GEMU. 46,3 Vuestro génio tierno y afectuoso os desengañará algun dia de vues- tra precaución: Vescilis cujus spiritus estis. Creeis. muchos que el celo por la salud de las almas os declara enemigos de la relajacion, seguidores de las máximas severas y partidarios de las austerida- des rigorosas; pero dias vendrán en que os conozcais vacios de aquel divino fuego, que ilumina y no quema: dirije y no abra- sa: que vino á encender el Salvador sobre la tierra; y reconoce- reis con espanto que un génio duro, severo y sombrío era el prin- cipio de vuestras obras , que suponíais dirijidas por la gracia eli- caz del Padre de las misericordias, y Dios de todá: consolación: Nescilis. cujus spiritus estis. Cuántos pensais, lastimosamente en- gañados, que vuestra franqueza en contar cuanto sabeis, es un efecto de la virtud, de la sinceridad, y no de vuestro génio deci- dor y parlero, que nada sabe callar, ni reservar lo que conviene, cuando conviene, en donde convine, y como conviene? JVescitis cujus spirilus estis. Muchos os quejais de vuestros amigos, de vues- tros conocidos ó vecinos, porque ya se reservan de vosotros, ya nada os descubren de sus pensamientos, ya con vosotros nada consultan. Sondead vuestros génios chismosos, y hallareis en ellos el motivo. Sois demasiado fáciles en contar en unas casas lo que es- cuchásteis en otras ; y sabiendo vuestros amigos esta vuestra de- bilidad, han hecho muy bien en reservar de vosotros: la que gus- tan esté oculto: Vescitis cujus spiritus estis. Muchas os lamentais de que vuestras amigas ya os dejaron, ya no-os tratan, ni quieren visitaros. Conoced vuestro génio murmurador :: conocer vuestras costumbres desarregladas, y hallareis la causa : ellas han conocido que teneis una mala lengua , con que murmurais de todo, con que lo desacreditais todo, y prudentemente piensan que direis lo mis. mo de ellas en su ausencia, que decís de las otras cuando no es- tán presentes, y han hecho bellamente en separarse de tan mala compañía; /Vescilis cujus spiritus estis. Finalmente, oyentes mios, vosotros prelendeis caminar á la perfeccion; pero debeis creerme que esta será imposible para: vosotros, mientras no Conozcais vuestro génio, como acabo de deciros, y no venzais valerosamente vuestro génio , como os diré ahora inmediatamente. Todos sabeis que para conseguir vuestra salvacion, es un re- quisito esencialmente necesario cumplir las obligaciones de vuestro estado, las obligaciones de la sociedad civil y las-obligaciones de la religion cristiana: sin la observancia de estas tres obligaciones jamás conseguireis el cielo. Vosotros confesais esta verdad, pero

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