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SOBRE EL GENIO: 461 imperfecciones, y nosotros con injusticia : ellos ocultando sus im- perfecciones, y nosotros descubriéndolas, y aun teniendo por vi- cios.sus mas heróicas virtudes: ellos manejándolos con caridad, y nosotros tratándolos con irritacion: ellos apartando. los menores motivos de inquietarlos, y nosotros aumentando las causas de perderlos: ellos, en fin, sufriendo sus desaciertos, tolerando sus despropósitos, y aguantando sus imperfecciones; y. nosotros... qué dolor! levantándose los hijos contra sus padres, las hijas con- tra sus madres, las mujeres contra sus maridos, las criadas contra sus amas, los criados contra sus amos, los vecinos contra sus ve- cinos, trastornando todas las leyes divinas y humanas, llenando de litigios los tribunales, de pendencias los pueblos, de escán- dalos las casas , de mal ejemplo las fa:vilias, birviendo todo el uni- verso al fuego devorante de la soberbia, de la ira, de la tor- peza, de la venganza, del interés, del engaño y la mentira, entre maldiciones, juramentos, blasfemias y execraciones ; y topO..... quién lo creyera ! y todo..... qué dolor! por no tolerar y sufrir el génio de nuestros prójimos, Mirad hasta qué abismo de males se precipitan las gentes, porno juzgar con equidad, por no tratar con caridad, y no sufrir con paciencia el génio de nuestros prójimos! No fué esta mi primera proposicion? Sin duda alguna, Pasemos á la segunda, y vereis cómo habeis de manejar vuestro propio génio. SEGUNDA PARTE. Juzgar el génio de nuestros prójimos equitativamente, mane- jarle caritativamente y sufrirle pacientemente, no es mas que lle- nar una parte de las obligaciones de la sociedad cristiana. En vano nos gloriamos de. mantener la paz y buena armonia con nuestros prójimos, sufriéndoles sus génios, si por no domar el nuestro les damos sentimiento. Es pues necesario entender que todos tenemos nuestro génio distinto de los demas; y que la sábia Providencia de nuestro amantisimo Dios nos le ha confiado, como un fondo inago- table de bienes , si sabemos manejarle bien. Para conseguir esta felicidad, yo considero necesarias dos cosas: la primera conocerle atentamente: la segunda, vencerle constantemente. No es posible dejemos de causar mil sinsabores á nuestros prójimos con nuestro génio, mientras que no le conozcamos v le sujetemos . Proseguid en
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