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a A = 458 SOBRE EL GEXIO. de Jesucristo los congregaba , la caridad cristiana los enseñaba a manejar los génios mas opuestos, y á conservar entre todos esta prodigiosa union, que los paganos mismos no podian menos de ad- mirar: Multitudinis autem credentium erat cor unum, el anima una. Felices tiempos por cierto! dichosos dias! y cómo habeis desapa— recido enteramente! En los nuestros, lejos de tratar con caridad el génio de nuestros prójimos , se procura conocerlos, para ven- garnos mas seguramente, para irritarlos mas furiosamente , y para acometerlos mas ventajosamente. Qué dolor! qué lástima ! Pero vamos á casos prácticos, y tocareis esta verdad con todos vuestros sentidos. Advierte un caballero, que un amigo suyo siente indeci- ble pena con alguna de sus acciones, y en vez de comparecerse de aquella debilidad, prosigue en ellas con teson por darle en rostro, y causarle sentimientos. Conoce una mujer que no gusta su mari- do gaste tantas horas en la Iglesia, sino que en oyendo la santa misa., vuelva á cuidar de la- familia, á poner en arreglo las cosas de la casa, y aplicarse á la labor; y ella por lo mismo , y a pesar de una voluntad tan justa de sa marido , persevera en sus falsas devociones por irritarle. Sabe un hijo que por salir de casa por las noches mortifica el génio de sus padres; y lejos de obedecerlos continúa sus visitas noctarnas , llenando de amarguras á los que le dieron el sér despues de Dios. Entiende una hija que son de su= ma mortilicacion para su madre las compañías que admite, los muebles ú cortejos que mantiene y el desordenado aliño de sus vestidos; y atropellando todas las obligaciones que la piedad , la obediencia y la religion la imponen, sigue en sus amistades y co- municaciones , martirizaudo de esta suerte á sus mismos proge- nilores. Siente una mujer el génio pronto y fogoso de su marido, y en vez de tratarle con mas caridad y agrado, le irrita. con su. so- berbia, le pone en movimiento y le enciende con tercas é inter minables réplicas; hasta que convertida su casa en un infiernos brotan por todas partes las maldiciones, los juramentos , las pala- bras torpes, las riñas y los escándalos. Asi se observa en nuestros dias este importante precepto del apóstol: Alter olterius onera por- tate, el sic adimplebitis legem Christi. (4) Es esto sufrirse mútuamente las. gentes sus debilidades, como lo recomienda San Pablo; ó es valerse del conocimiento que se tiene del génio de nuestro prójimo, para ¡rritarle mas furiosamente, y mas vivamente mortificarle? (1) Epist. D. Paul L. ad Galat. c. Vhv..2

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