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410 SOBRE EL MODELO sus cabellos, y le testilica con profundos suspiros la grandeza de su dolor, cuando inmediatamente el Señor la recibe con una suma be- nignidad , se constituye su abogado, la defiende de los que inter- pretan siniestramente sus acciones, la perdona sus pecados , y la admite á su mas íntima amistad. Vides hanc mulierem? (4) Ves esta mujer, (le dijo Jesucristo á Simon el fariseo, que le habia convidado á comer) ves esta mujer, cuya conducta censuras en tu interior , llegando hasta el delirio de negar que me asiste el espí- ritu de Dios, por qué favorablemente la recibo? Pues entiende que ella es mejor que tú, me ama mas que tú, y ha hecho conmigo muchos buenos oficios que tú no has hecho. Entré en tu casa, y no me has dado un poco de agua para lavarme los piés , y ella no ha cesado de lavármelos con sus lágrimas y enjugarlos con sus cabe- llos; vine convidado á tu mesa, y no me has saludado con el ósculo de paz, segun costumbre; y esta pobre mujer desde el momento que se presentó á mi vista, no ba cesado de besarme los piés con el mas íntimo dolor de sus desórdenes, y el amor mas tierno á mi bondad; vine á tu casa, y no me has obsequiado ungiendo mi ca- beza con algun precioso hálsamo: y esta mujer, despreciada por tí, hace lo que tú no has hecho, ungiendo mis piés gon olorosos un- guentos. Vides hanc mulierem? Ves esta mujer, cuyos desórdenes tanto irritan tu pretendida justificacion ? Pues entiende que ya.no es la que antes era: ya la tengo perdovados todos sus pecados, ya está admitida á mi escuela, ya es una de mis mas fieles y amantes discípulas: ella escuchará mis palabras, predicará mi doctrina, me seguirá á todas partes, me acompañará hasta el calvario , ue bus- cará despues de muerto, y con preferencia á todos mis apóstoles me verá resucitado. Vides hane mulierem? Ves esta mujer tan mala y pecadora hasta el presente? Pues ya es una santa por la peni- tencia; sus lágrimas se escucharán en todos los siglos : su dolor se publicará en todos los tiempos, su arrepentimiento y su pena se- rán el dechado de todos los pecadores convertidos. Véte en paz, mujer, (dijo Jesucristo entonces á la Magdalena) véte en paz, yo te perdono los pecalos: Dixit autem ad illam: remittuntur tibi pe- cata: Vade in pace, (2) Quién pudiera ahora, amados mios, entrar en el corazon de María Magdalena, para ver la prodigiosa mudanza que en él hizo (1) S. Luc. e. VII, v. 44. (2) S. Luc. e. VIH, v. 49, 50.

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