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DE LA PENITENCIA: 409 nuestro Señor descendió de los cielos á la tierra, no á buscar. los Justos, sino á los pecadores : los que están sanos, decia su Majes- tad, no necesitan del médico, los enfermos. Por eso hablaba «con frecuencia con los pecadores , con ellos comia, con ellos bebia, porque á ellos buscaba: ¿Von veni vocare justus , sed peccalores. (1) Pero advertid cuidadosamente , que no he dicho que el Evan= gelio y Jesucristo están declarados á favor de los pecadores 'indis- tintamente, sino que están declarados á favor de los pecadores arrepentidos; pues vemos en el Evangelio mismo, y en la condue- ta de Jesucristo, que trata con terrible severidad á los que profa= nan el santo templo, haciéndole por su avaricia cueva de ladrones: se indigna contra los hipócritas, que cuidando del esterior , aban= donan sus conciencias y sus almas : se irrita contra los murmura= dores, que divisan las pajas en los ojos de sus prójimos, y-no ven las vigas en los suyos: se enardece contra los soberbios , con- tra los ambiciosos , contra los falsos devotos, que comen injusta= mente las casas y haciendas de las viudas, los huérfanos y los pobres, y piensan que con dedicarse á la oracion, y observar las mas pequeñas ceremonias de la ley, podrán impunemente omitir los preceptos mas graves y fundamentales , la justicia, la miseri- cordia y la fé. (2) No queramos , pues , engañarnos con una falsa idea de la divina misericordia. Ella es verdad que es infinita ¿ que á todos llama , y á todos se ofrece; pero si nos ensordecemosá sus voces, si desestimamos sus auxilios , si vivimos de asiento en el pecado , en pecado moriremos. Dios , cuanto es de su parte, á todos los pecadores busca : pero no todos los pecadores buscan por su parte á Dios, ni todos los que le buscan le encuentran: es ne- cesario buscarle cuando se le puede hallar: (3) es necesario bus- carle en tiempo oportuno con una verdadera penitencia, como la Magdalena ; y entonces yo os ofrezco como á ella la divina miseri- cordia ; yo os ofrezco en su nombre una favorable acogida, un pronto perdon, y una reconciliacion perfecta: Convertimini ad me, et convertar ad vos. Efectivamente , oyentes mios: apenas la Magdalena se arroja á los piés de Jesucristo , los riega con sus lágrimas, los enjuga con (1) 8. Lue VW; V. 32: (2) Ve cvobis scriba et pharisei hipocrite qui comeditis. ( S. Matth. ec, XXI, v. 14, etc. 3) Quarite Dominum, dum inveniri potest. (Isai. e. LV, v:6;) lA RR
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