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DE LA PENITENCIA. 405 Mala señal, pecadores de mi alma , mala señal : esto es lo peor de vuestras heridas, dice San Cipriano : esto es el esceso de vuestra iniquidad : esto el colmo de vuestros crímenes , haber pecado, y no llorar vosotros, que llorais cada dia muchas otras cosas lan poco dignas de vuestras lágrimas: Ecce pejora adhuc peccati vul- nera: ecce majora delicta, deliguisse , nec delicta flere. (1) Estas justas reflexiones nos hacen hoy las lágrimas de Magdalena. Pero su penitencia pase adelante á reparar con un santo fervor los daños que ha ocasionado el pecado Sí, señores : ne se contenta la Magdalena con llenarse de una saludable vergilenza y santa confesion por la multitud de sus cul- pas que el corazon le representaba: no se contenta con llorarlas delante de Dios y de los hombres: trabaja tambien en satisfacer los males que ha causado, sacrificando á Jesucristo cuanto habia sido causa ó fomento de su pecado. Perezca, oh mi Dios! decia ella, cuanto me ha perdido. Este mundo eogañador que me tenia cautiva en sus malditas cadenas: estas vanas riquezas por las que yo perdia los eternos tesoros de la gloria: estos ridículos adornos que tantas almas han robado: todo, en fin, cuanto ha servido para deshonraros y perderme, contribuya ahora á mi salud y á vues- tra gloria. El mundo autor de mi libertinaje sea testigo de mi eon- version: las riquezas, fomento de mis pecados, se conviertan en fondos de buenas obras: mis galas, ocupaciones de mi vanidad, ofrezcan materia á mi sacrificio: mi cuerpo, este cuerpo de pecado, cruel tirano de mi alma se dedique todo entero á la penitencia. Y efectivamente, toda penetrada de sentimiento se arroja á los piés de Jesucristo, y se ofrece enteramente á su servicio. Le consa- gra su cuerpo para adorarle: su boca para besar sus santos piés: sus ojos para bañarlos con lágrimas : sus cabellos para enju- garlos sus suspiros para testificarle su dolor; y sobre todo, su corazon para servirle. Asi convirtió en ella, dice San Crisóstomo, el yeneno en triaca, la ponzoña en remedio, y la causa de sus desórdenes en medicina de sus vicios: Unde peccala, inde medi- camenta. (2) Su santo fervor, amados mios, hizo su satisfaccion mas prontá y mas completa, y confunde las dilaciones, los ¡pretestos y las es- cusas que alegan tantos pecadores de nuestros dias para arrancar (1) $S. Cyprianus, ap. Seg. (2) S. Chrisost. ap. P. Segaud.

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