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DE LA PENITENCIA. 403 ducta, Sabia que .el mundo y sus partidarios blasfemarian : pero nada se la dió de cuanto se pudiera decir. Diga el mundo cuanto quiera, piense y hable contra mí cuanto le parezca, condene y desacredite mi conducta , yo lo tengo bien merecido; pero si ahora me censura , otra vez me alabará : si ahora me condena, algun dia me bará justicia: gane yo á Dios, y piérdase todo lo demas, que nada importa. Asi habla la Magdalena; y asi debiera hablar todo pecador, cuya fé , como dice San Pablo , no baya naufragado con la ino- cencia; pero no es asi como hablan tantos pecadores de nuestros dias, paganos en sus costumbres y cristianos de ceremonia: tan- tos y tantas , repito, que solo se acuerdan una vez al año que son pecadores , y que aun entonces se avergiienzan de parecer peni- tentes: tantos y tantas que aun por semana Santa andan como hu- yendo de que los vean confesarse, y esperimentan una afliccion inesplicable , no por haber pecado, sino por tener que manifestar al confesor todas las culpas que han cometido; pero que en sa- liendo de aquel apuro ya se despiden del confesor hasta la pascua siguiente. Pecadores, pecadores, esto no es manifestar recla- mente vuestras culpas: esto no es imitará la Magdalena .en la humilde confusion que esperimentaba en la manifestacion de. sus pecados. No podeis esperar con tan malas disposiciones la, tierna sensibilidad en el dolor. Pero este es el segundo carácter de nues- tra penitente Magdalena. No espereis otra prueba de esta verdad, que sus famosas lá- grimas. Sí, amados mios : sus lágrimas vertidas á los piés de Je- sucristo , cuya memoria ha convertido tantas almas: sus lágrimas que ha preconizado ensu Evangelio el mismo Salvador del mundo: sus lágrimas que los Santos Padres han honrado con sus elogios; sus lágrimas á quienes llaman los santos sangre del corazon , baño del alma, vino de los ángeles, y agradable sacrificio para el Se- ñor [1); sus lágrimas que nacian de un corazon inconsolable por ha- berse rebelado contra el Omnipotente , por haber menospreciado una bondad infinita , por haber perdido á Dios, Lágrimas podero- sas para obtener el perdon de los pecados , como le obtuvieron millares de verdaderos penitentes que inconsolables lloraban por (1) Lacrima penitentiam vinum eorum (angelorum) sunt, quod in illis vite odor sapor gratiw sit, indulgentiz gustus. (S. Bern. serm. 30, in Cant.