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402 SOBRE EL MODELO W ofrecerle el corazon, para que su gracia le purifique, su espí- rito le reforme , sa amor le abrase. Con estos sentimientos saluda= bles salió de su retiro la Magdalena para arrojarse á los piés de Jesucristo Mena de confasion, penetrada de dolor, bañada en lá» grimas. ; Es esta la conducta de los penitentes de este siglo? Despues de un exámen precipitado de las faltas mas groseras, se piensa en buscar un confesor fácil é indulgente, que en nada repare, en na- dase detenga: se estudian ciertos términos, que disminuyen ó em- brollan los pecados; y con estas pecaminosas prevenciones , sin arrojarse á los piés de Jesucristo, sin llorar sus culpas, sin consi- derar la gravedad de sus delitos, pasan los años en una espantosa circulacion de pecados y malas confesiones. Pecadores, pecadores, haímillaos delante de Dios por vuestras culpas, pues es vuestro Juez que os ha de semtenciar. Avergonzaos delante de Dios por vuestros pecados, pues ha sido testigo de todos ellos. Confundios de- lante de Dios por vuestras maldades, pues él es quien las ha de castigar con suplicios eternos, si no haceis una verdadera peniten- cia, si no imitais á la Magdalena que se manifiesta penitente , no solo delante de Dios, sino tambien en presencia de los hombres. Este es el tercer tribunal adonde esta gran mujer se presenta. Tribunal terrible á los penitentes de poco espíritu,'pero de corta consideracion para las almas movidas de la gracia de Dios como la Magdalena. Qué pensarán de mí si yo mudo de conducta ahora en la santa mision? Si renuncio para siempre á las galas, á los juegos , á los banquetes, á los espectáculos , á los bailes, á los cortejos, qué dirán de mí? Si yo busco-un director recto, vir- tuoso , severo , conocido en el pueblo por hombre «de buen: espi- rita: si trato de reparar por una penitencia verdadera tantas obras penitencias de mi vida ciertamente falsas , 6 evidentemente:sospe- chosas, cuánto hablarán de mí las gentes? Dirán que esto es ve- leidad, melancolía, despique': dirán... Oh dirán, que has inutili- sádo tantas coriversiones en sus principios | Dirán lo: que quisie- “ren ; pero estos vanos terrores no tendrán fuerza paña delener á la Magdalena : ella va á manifestarse pecadora «al punto del Me- diodia , en la casa de un hombre distinguido , enmedio de un ban- quete y á los ojos de una asamblea numerosa. Sabia muy bien que sir donversion repentina desataria todas las lenguas, y haria revivir todos sus delitos. Sabia que tendria tantos malignos iniér— pretes de sus intenciones , cuantos habian sido testigos de su con-

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