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DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO. 391 esta falta de permanencia en el bien, no dice conformidad alguna con la Resurreccion firme, permanente y constante del Señor: Christus resurgens ex mortuis, jam non moritur, mors ¡lli ultra non dominabitur. Yo bien sé que os puede acontecer un encuentro fa= tal, una tentacion terrible, una seduccion peligrosísima y una ocasion funesta de aquellas que mas de una vez han derribado á las columnas mas firmes de la Iglesia; pero vosotros no ignorais que yo no hablo de estos estraordinarios acontecimientos : hablo, sí, de aquellas ocasiones comunes y ordinarias á que miserable- mente se rinden los pecadores reincidentes, por mal habituados, por no hacer violencia á sus pasiones, por no apartarse de los pe- ligros y no resolverse eficazmente á servir a Dios. Pues cristianos, ello es preciso: si no tratamos de que nuestra resurrección á la gracia sea permanente . no podremos conseguir que ella sea glo- riosa. Pero esta es puntualmente la última señal de la Resurrec- cion de Jesucristo. VI. Aquel cuerpo formado por el Espiritu Santo en las entra- ñas dela purísima Virgen María, su madre, aquel cuerpo que desde que nació hasta que espiró en la cruz padeció un continuado martirio, ya con los rigores de los elementos, ya con el dolor de la circuncision, ya con las fatigas de los viajes mas dilatados € ¡n= cómodos, ya con la pobreza y el trabajo, ya con las persecuciones mas crueles y las calumnias mas atroces de sus enemigos, ya con las debilidades y faltas de sus discipulos, y finalmente , con los tormentos mas dolorosos de su pasion y muerle: aquel cuerpo fa= tigado, oprimido, abofeteado , escupido, encarcelado , azotado, coronado de espinas, clavado en una cruz, muerto y sepultado: aquel mismo cuerpo, que siendo el mas hermoso de cuantos formó la omnipotencia, se transformó por nuestra salud y remedio en un cuerpo lleno de llagas, denegrido, ensangrentado y como de un leproso, luego que su alma benditísima volvió á vivilicarle, se le- vantó del sepulcro lleno de gloria , de hermosura y majestad: in- mediatamente desaparecieron de él para siempre todas las angus- tias pasadas y quedó adornado de todos los dotes de gloria en un grado superior á cuanto el entendimiento humano y angélico pue- den comprender. La imaginacion mas fecunda es muy tarda y pe- sada por representarse un espectáculo nas agradable , mas bello y mas gracioso-en el cielo y en la tierra. La belleza del sol con toda la brillante claridad de sus resplandores, parecia una noche oscura y tenebrosa en su comparacion: la ligereza de lasaves y de los vien»

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