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DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO. 381 Aqui teneis, amados oyentes, la confesion mas ilustre de este importantísimo artículo de nuestra fé desde los tiempos mas remo- tos de la ley antigua. Pasemos á la ley de gracia, y veremos la conformidad de doctrina con este divino oráculo sobre la verdad de nuestra resurrección á la imitacion de la Resurrección de Jesucris- to. Poned por ahora vuestra atencionen las palabras de San Pablo que me oísteis poco há : Sabed, Romanos, les decia el Santo apos- tol en la carta que les escribe , que como Jesucristo resucitó de en- tre los muertos por la gloria del Padre, asi nosotros debemos re- sucitar á una nueva vida, pasando desde el pecado á la gracia, para lograr despues con ella y nuestras buenas obras la eterna glo- ria: Quomodo Christus surrexil d mortuis per gloriam Patris, ita et nos in novitate vite ambulemus. Qué felicidad ! Confesar la fé que en todos los siglos han tenido los hombres justos sobre un ar- tículo que es el fundamento de todas las demas verdades eternas que creemos ! Tolle spem resurrectionis, el soluta est tota observan- tia pietatis. (1) Quita la esperanza de la resurrecion , decia San Juan Crisóstomo , y arruinaste la piedad , y destruiste toda la re- ligion, porque si no hay resurreccion se acabó nuestra fé, conti- núa diciendo el mismo santo, esplicando estas palabras de San Pablo: Sino hay resurreccion, en vano predicamos, inútilmente trabajamos en la salud de vuestras almas: Si no hemos de resuci- tar tan poco resucitó Jesucristo, y si no resucitó , tampoco nació, padeció, murió, ni subióá los cielos. (2) Si no hay resurrección, tampoco hay premio para el bueno, ni castigo para el malo. En este mundo vemos con frecuencia oprimido de miserias, dolores, pobreza y persecuciones al virtuoso: nadando en delicias, place- res, regalos y riquezas al malvado; luego si no hay resurreccion, tampoco hay cielo para premio de la virtud, ni infierno para casti- go del vicio: ni puede concebirse la existencia de un Dios santo, omnipotente y eterno; porque si existiera, fuera justo, y siendo justo, premiaria al bueno y castigaria al malo: luego sino hay resurreccion, se acabó la fé, y se destruyó la religion. Tolle spem resurrectionis , el soluta est tota observantia pietatis. Pero no, de- (1) Div. Cbrisost. Homil. XLIL sup. Matth. (2) Si resurrectio nonest, fides omnis evannit : si resurrectio non est, inanis predicatio, si resurrectio non est, neque resurrenit Chris- tus , quod si non resurrezrit , neque natus, neque ín colum ascendit: (Div. Chrisost. Homil. V, sup. II, ad Tim. sub finem.)

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