BCCSAL000549-A-09000000000000

DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO. 319 Ya teneis levantada y colocada la cruz sobre el monte Calva- rio, fuera de Jerusalen , con nuestro amable redentor Jesus cru- cificado en ella. No merecia ciertamente aquella ciudad sacrilega que habia muerto los profetas , no merecia que este adorable sacri- ficio se hiciese en el recinto de sus murallas. El augusto y magnílico templo que en ella habia no era ya un lugar santo, una casa de oracion y el santuario de Dios vivo: ya habia llegado el vaticinado tiempo de su desolacion, y no era justo que alli se ofreciese esta víctima sacrosanta de nuestra reconciliacion. Era menester , dice San Leon Papa, que el sacrificio universal y comun de todas las naciones se hiciese fuera del templo y de la ciudad. Era menester que la cruz. se colocase sobre el Calvario para demostrar que el era un altar digno de tal víctima: un altar no particular de la Ju- dea, sino un altar público del universo. Venid, pues, naciones del mundo á reconocer y adorar por vuestro Dios humanado á este caritativo Redentor que puesto en una cruz por vuestra salud y remedio, os llama y convida con su misericorcia. Venid y conside- radle por vuestro amor corriendo sangre de las llagas de sus sa- cratisimos piés y omnipotentes manos, por la dureza de los clavos con que las tiene traspasadas: venid y miradle la cabeza coronada de espinas, ensangrentada y aflijidisima sobre manera: mirad su rostro oscurecido , afeado, denegrido con las salivas , las bofeta- das y la sangre de la cabeza: mirad todo su virginal y sacrosanto cuerpo herido, desollado con los azotes , atormentado con el enor- me peso de la cruz que ha llevado hasta el Calvario, y martirizado ahora en ella misma-con la mayor crueldad ; si se arrima á la san- ta cruz las espinas le taladran de nuevo la cabeza; si se aparta al- gun tanto de ella, el peso natural le rasga y abre mas las mortales heridas de sus piás y manos: moverse ó estarse quieto, todo es un tormento inesplicable ; miradle desnudo á la vista de toda aqueHa multitud, y ya muy cercano á morir, pues solas tres horas le que- dan de vida: miradle: no solo con la consideracion, sino conla vista de vuestro cuerpo en esta su venerable imágen,y oidle la voz de su amor con que demuestra que nos ha amado hasta el fin. Olvidado al parecer de cuanto padece, y de cuanto vé y oye enel Calvario. habla á su Eterno Padre, y con unas entrañas de caridad sin ejem- plo, le dice: Pater, dimite illis, non enim sciunt quid faciunt. Padre, Padre, vuestro Hijo se os muere, porque estas gentes se han apresurado á quitarme la vida. Por esta muerte que por ellos padezco, por esta sangre que con tanta abundancia derramo: por

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz