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22 SOBRE LA NECESIDAD nclinaciones de sus pasiones y apetitos, que ordinariamente se arriman al desórden; luego es preciso que Dios haya puesto límites y términos á los apetitos y pasiones del hombre: luego no todo es permitido al hombre : luego hay unas cosas permitidas y otras no: luego hay unas cosas buenas moralmente y otras malas: luego ha y una ley eterna y necesaria, que aprueba las buenas y que prohibe las malas. Sí, cristianos mios muy amados : todo este precioso en- cadenamiento de verdades es evidentemente verdadero. Existe, pues. una ley divina, que es dimanada del cielo: una ley anterior á las de todos los.pueblos é imperios de la tierra: una ley eterna, inmutable, universal, que indiferentemente obliga al fuerte y al débil, al tirano que oprime y al esclavo que es oprimido : que con- dena los delitos ocultos entre las oscuras tinieblas de la noche, y los crímenes públicos y escandalosos. De lo contrario, Dios habria faltado á lo que debe á sí mismo, y á lo que pertenece á las cria- turas. Por lo que á sí pertenece, no habria provisto suficientemen- te á la conservacion y destino de los hombres, dejándolos sin obli- gaciones mútuas y recíprocas que debian cumplir; y los hombres, nacidos para vivir en sociedad , como sus inclinaciones lo anuncian y sus necesidades lo demuestran, quedarian sin una luz, sin una regla, sin-una ley que los uniese, que los conservase, y que de todas las órdenes del estado no formase mas que una sola familia. En aboliendo esta divina ley , todas las leyes formadas por los hombres desaparecen, todos los derechos se confunden , todas las posesiones perténecerian al primero que las.invadiese. Si dester- rais.la divina ley; ninguna persona hay que tenga derecho á man- dar: ninguna que:esté obligada á obedecer : no habria desde en- tonces otra ley, que la odiosa del que mas puede: la licencia mas desenfrenada no tendria otro freno que el antojo. La probidad , la buena fé , la subordipacion, la fidelidad, todas las virtudes que forman y aseguran las sociedades, no serian mas que quimeras y nombres vanos sin alguna signiticacion. Es menester confesar como una ¡verdad evidentemente clara, que existe una ley eterna, ante= viorá odas las leyes humanas , fundamento de todas los leyes hu- manas; y queestará condenando eternamente lo malo y aprobando lo bueno, aunque faltáran todas las leyes humanas. Advertid , pues ,¡carísimos , como de la idea que formamos de Dios como soberano, dimana la necesidad de un culto, y la del mismo Dios como amante del órden , dimana la necesidad de una ley. Ved aquí la religion : ved aquí demostrada» la necesidad de
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