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316 DEL MANDATO. nocimiento de Dios Padre engendraba al Hijo que es su idea ver- dadera , su misma sabiduría, su consustancial, y de una propia naturaleza; y este Padre y este Hijo, amándose recíprocamente, producian al Espíritu Santo, como término de su amor eterno y lazo que eternamente los une , siendo un Dios en Trinidad de per- sonas, y la Trinidad de las personas una sola é individua esencia. Un poder infinito, una majestad eterna , una sabiduría, una santi- dad, un solo Dios. Y quién le movió á este Dios perfectísimo y san- tísimo eternamente : quien le movió, me preguntareis: á criar el mundo y producir criaturas capaces de conocerle , amarle , obede— cerle y servirle? No espereis de mí otra respuesta : fué el amor. Este formó el plan de los cielos y de la tierra, de los ángeles y de los hombres : le dirijió su sabiduría y le ejecutó su omnipotencia. Ala voz del Todopoderoso se presentaron los cielos , apareció la tierra, se colocaron en su órden las estrellas , el sol y la luna se vistieron de luz, la tierra de plantas , flores, frutos y animales, el mar de peces, el aire de aves, y lograron existencia los ángeles y los hombres. Ya teneis ahí objetos del divino amor fuera de la di- vina esencia: ahí teneis espejos en que mirar alguna parte de sus adorables perfecciones : ahí teneis el mundo hecho teatro visible de la omnipotencia del Padre, empleo de la sabiduría del Hijo, y ocupacion gustosa del amor del Espíritu Santo: ahí teneis la crea- cion de todas las cosas hechas en el principio por nuestro Dios. Vosotros y yo hemos esperimentado este admirable beneficio de la creacion: vosotros y yo existimos sobre la tierra, estamos adornados de una alma inmortal: de una alma espiritual é indes- tructible, de una alma que piensa , raciocina , conoce, teme , es- pera y ama : una alma cuyos pensamientos llegan hasta el mismo que le crió, y que habiéndonos hecho para sí, con nada descansa, ni se aquieta, ni se satisface, sino con la posesion de Dios. Es esta una verdad , hermanos mios ? Lo es sin duda alguna; y una ver- dad tan grande que no hay salvacion para nosotros sin su creen- cia. Pero con qué obras acompañamos esta fé? Con obras de amor? Esimposible vivir sin amar, decia San Agustin. (1) El amor es la vida del corazon, el cual precisamente ha de amar á sí mismo, ó alguna otra cosa fuera de sí. Amais, pues, á vosotros mismos con (1) Amor est multiplex. Naturalis , erga se. Pius erga parentes. Jucundus , erga socios. Justus , erga amicos. Sanctus, erga Deum. (S. Bonav. in comp. Theolog. 1. V, e. XXIV.)