BCCSAL000549-A-09000000000000
314 DEL MANDATO. es que el hombre se ensoberbezca , decia San Agustin; pero ma- yor es la misericordia de un Dios que se hace humilde por nos- otros. Avergiiéncese el hombre de ser soberbio, dice el mismo santo, á vista de la humildad de su Dios. (4) Aqui tencis , hermanos mios, el ejemplo de humildad que hoy nos da nuestro maestro Jesus para curar nuestra soberbia. Sin hu- mildad pereceremos eternamente, porque es una virtud absoluta mente necesaria: es la cabeza , la compañera, guarda y custodia de todas las virtudes. Estas sin la humildad pierden su mérito en el corazon del hombre. Ni el temor de Dios, ni la limosna, ni la fé , ni la abstinencia , ni la castidad, ni otra virtud alguna puede perseverar en nosotros sin humildad. Este fué el dictámen de to- dos los padres del Yermo, decia San Doroteo , que es tan imposi- ble salvarnos sin humildad , como construir una embarcacion sin clavos que unan, abracen y sujeten las maderas y demas piezas de que se compone. (2) Y bien, señores , procuraremos alcanzar esta virtud imitando el grande ejemplo que de ella nos da el Señor en este dia para conseguir el cielo, ó nos vamos al infierno siguien- do la avaricia, la infidelidad, la traicion, la hipocresía, el endu- recimiento del corazon y la obstinacion de Judas? -Ello es que no podemos menos de tomar partido. Si nos horroriza la conducta de Judas: si nosespanta su término infeliz : si su condenacion nos es- tremece, cómo no imitamos á Jesus en su caridad, en su pacien= cia, en su modestia, en su silencio, en su mansedumbre y en su humildad ? Pero ay ! en qué nos parecemos á este humildísimo Re- dentor? Acaso en el orgullo, en la soberbia, en la brillantez de las galas, en el lujo mas desmedido y escandaloso con que muchas se presentan en Jas calles, enlas plazas, en lasiglesias , y con que van , como ellas dicen , á visitar los monumentos , se parecerán en algoá la aflijidísima , atormentadisima y humildísima persona del Salvador? Acaso las pendencias entre los que las acompañan y de- fienden y entre los que las reprenden y abominan: acaso la enyi- dia con que algunas se carcomen el corazon por no poder presen- (1) Magna miseria superbus homo, sed major misericordia humi- lis Deus. (S. Aug. De Cathequiz. rudibus, c.1V.) Erubescat homo esse superbus propter quem factus est humilis Dous. (ld. in Psalm. XVI.) (2) Omnium fuit sententia , ita impossibile esse salvari animam absque humilitate, ut navim sine clavis adificari. (San Doroteo, Doctr. XIV. De Humill.)
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz