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DEL MANDATO. 313 pecado y de la bondad de Dios; y por último, al enjugarle los piés con la tohalla los arrima el dulcisimo Jesus á su amante pecho, los pone sobre su mismo corazon, para que con la inmediacion de aquel horno inmenso de caridad , el yelo de Judas se derrita , su voluntad se ablande , sucorazon se convierta, y convertido se salve. Hasta este punto llegó la humildad de Jesus : hasta humillar el cielo á las puertas del infierno, El cielo era el corazon de Jesus en que habitaba la divinidad: ebinfierno era el corazon de Judas en que se hallaba aposentado el demonio, y llegó la humildad de nuestro amable Salvador á aproximar las dos cosas mas distantes, el cielo y el infierno , los piés de Judas y el corazon de Jesus. Grande prodigio de humildad ! Asombroso portento de obstina- cion! Los bronces y los peñascos son blanda cera en comparacion del corazon de Judas. Los justos de todos los siglos , los santos que mas humildemente pensaron de sí mismos, se quedan á una dis- tancia infinita cuando pensamos en la humildad de Jesus. Cierta- mente por mas que te humilles, decia San Buenaventura, por mas que te abatas á ti mismo, no llegarás á la humildad de Cristo. Convengo, dice el santo, en que como humilde andes á pié, ves= tido pobremente, que te acompañes con los otros pobres, que ha= bites en pobre casa, que sirvas á los ciegos, á los cojos y álos, baldados, que les surtas de agua, que les cortes la leña, que les enciendas el fuego, que les barras la casa, que les limpies la ropa, y que te ocupes en todos los demas ministerios humildes , humilior Christo non eris. Te han preso como á él? Te han esenpido, abofe- teado, azotado, crucilicado y muerto como á él? Quién eres tú y quien es él? (1) Oh Dios el mas alto y el mas abatido! esclama Santo Tomás de Aquino, el mas humilde y el mas sublime, el oprobio de los hombres y la gloria de los ángeles ! Nadie mas es- celso que Dios! Nadie mas humilde que Dios! (2) Grande miseria (1) Quantumcumque te dejeceris , humilior Christo non eris: esto guod pedibus incedas, fusca tunica vestiaris: pauperibus equerís, cellam pauperum dignanter introeas. Sis cecorum oculus , pes claudo- rum, manus debilium , aquam ipse comportes , ligna conscindas, fo- cum extrahas , humillor Cristo non eris. Ubi vinculum? Ubi sputum? Ubi alapa? Ubi Aagellum? Ubi. patibulum? Ubi mors? (S. Bonav. l. 1. Paretre, e. II, in fine.) (2) O novissimum , el altissimum! O humilem , et sublimem! O op- probium hominum , et gloriam Angelorum! Nemo illo sublimior. Et nemo illo humilior. (S. Thom. De Pas. Domini.)

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