BCCSAL000549-A-09000000000000

DEL MANDATO 312 tente, y que aquellas manos que criaron el cielo y la tierra, se ocupaban en limpiar el polvo de lo mas bajo y humilde del hom. bre, que son los piés ; y todo arrebatado de este conocimiento su- blime , esclama: Señor, vos me lavaisá mí los piés? Vos , Señor, que sois hijo de Dios vivo: que sois un Dios verdadero , eterno, infinito, inmenso , santo y poderosisimo , á mí que soy un vil gu- sano, una miserable criatura y un pobre pecador ? No , Señor, no lo permitiré jamás. Respondióle su Majestad con mansedumbre : lo que yo estoy haciendo ahora , tú no lo entiendes, Pedro, pero despues mas adelante lo entenderás. Y viendo que sin embargo Pedro perseveraba en su propio conocimiento mal entendido, pues estaba desobedeciendo á su Maestro , cuando él pensaba que ejer- citaba la humildad , no considerando que una virtud no se opone á otra , ni pueden ser contrarias la obediencia y la humildad, le dijo con entereza : Si yo no te lavare , quedarás para siempre escluido de mi compañía. Aturdido Pedro con esta terrible amenaza de Jesucristo, respondió temblando : Señor , aquí están mi cabeza, mis manos y mis piés, lavadlo todo. No es menester eso, dijo Jesus. Vosotros estais limpios; pero no todos. Esto decia , nos ad- vierte el Evangelista amado , porque sabia su Majestad que estaba allí Judas que le habia de entregar en las manos de sus enemigos; y no obstante este conocimiento claro de su traicion, no le escluye del lavatorio, antes hace con él demostraciones de la humildad y del amour mas inesplicables. Llega á sus piés, se arrodilla en su presencia , acerca el agua, y le mira. Oh Dios Omnipotente y santo ! Qué es lo que haceis ? Ignorais , Señor , acaso que ese in- fiel discípulo tiene concertada vuestra venta , que ha señalado un vil precio por vuestra venerable persona, que esta misma noche recibirá el dinero de su perdicion, y os entregará? Ignorais que gu corazon está dañado, que su voluntad es perversa ; y su dure- za y obstinacion consumada ? Nada ignoraba , ni podia ignorar la sabiduría infinita; pero considerad lo que ejecuta su humildad por reducirle. Le sitia por todas partes. Por el pecho, dándole su propio cuerpo y sangre : por la cabeza, imprimiendo en su rostro un ósculo amorosísimo de paz: por los piés, tomándolos en sus ma- nos, lavándolos afectuosamente, deteniéndose con él mas que con alguno de los otros apóstoles: bañándole mas y mas con aquella agua misteriosa: aumentándola con las dulces lágrimas de sus hermosísimos ojos : dirijiéndole al corazon apreciabilisimas ins- piraciones , y á su espíritu luces y conocimientos altísimos de su

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz