BCCSAL000549-A-09000000000000

Y CONVERSION DE SAN PEDBO. 295 Cómo me rendi cobarde á la culpa y me sujeté á la esclavitud del demonio! Quis dabit capiti meo aquam , el oculis meis, fontem la- crymarum , et plorabo die ac nocte ? Quién dará una agua viva á mi cabeza, y á mis ojos una fuente perenne de lágrimas para llorar noche y dia los pacados que cometi? (1) Podré comparecer sin ru- bor delante d+ las gentes despues de mi pecado? Cómo me atreve- ré á presentarme a María Santísima , cuando acabo de ofender tan feamente á su precioso y amado Hijo? No es esta Señora aquella dulce Madre que tantas veces me ha distinguido con su veneración, su respeto y su obediencia? Uuántas veces ha reverenciado en mj la dignidad á que el buen Jesus me destinaba? Yo no me atrevo 4 comparecer á su vista: yo no soy digno de ponerme en su presen - cia. Ay de mí que pequé, y mi pecado es toda mi ruina y perdi- cion! Deduc quasi torrentem lacrymas per diem et noctem , non des requiem libi , neque taceat pupilla ocun tus. (2) Corazon mio, pár- tete de dolor, y brota torrentes de lágrimas por los ojos, sin to- mar descanso por el dia ni por la noche hasta que consigas el per- don. Ojos mios, esta sea vuestra ocupacion en adelante. Llorar amargamente hasta que Dios se apiade de mí y perdone mi nega- cion : El egressus foras flevit amare. Oh lágrimas amargas de la santa contricion, qué útiles sois al pecador y qué poderosas para alcanzar el perdon de los pecados! Peca David, y sus perennes lágrimas, que regaban su cama, que humedecian su comida y aumentaban su bebida, le alcanzan el perdon de su adulterio. de su homicidio y de sus escándalos. Do- minus Iranstulit peccatum tuwum., le dijo el profeta Nathan en nom- bre del Señor. (3) Peca María Magdalena, y sus lágrimas , derra- madas á los piés de Jesucristo, consiguen tenerle. por abogado y defensor, logran la absolucion de todos sus desórdenes y alcanzan la paz y tranquilidad de su alma. Remittuntur tibi peccata. Vade in pace. (4) Peca tambien Pedro, y llora: peca tres veces, y llora toda la vida. Sí, hermanos, todala vida. Porque no habeis de pen- sar que el llanto de Pedro fuese un relámpago de su espiritu atri- bulado, un movimiento pasajero de su allijido corazon. Nada me- (1) Quis dabit capiti meo aquam, et oculis meis fontem,, lacryma- rum.... Jerem. c. IX, v. 1. (2) Tren. Jerem. c. II, y. 18. (3) Lib. Il, Regum. e. XII, v. 13. (K) Luc. c. VI, v. 48 et 50.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz