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DE MARIA SANT ISIMA. 269 algun alivio á su hijo, y entregarian su vida por librar á sus hijos de la muerte. Cuando solo esté amor comun de todas las madres, vuelvo á decir, concediéramos á la Virgen , su dolor de presenciar la pasion y muerte de su unigénito Hijo, seria bien terrible. Pero ay! que el amor de la Virgen era proporcionado á la cualidad de Madre de Dios, y su dolor debe medirse por la muerte de un Hom- bre -Dios que era su Hijo. Con la cualidad de una madre que se compadece y la amabilidad del hijo que padece , quién medirá la profundidad , estension y duracion de este dolor? Predestinada ante todos los siglos á la dignidad incomparable de Madre del Señor, la enriqueció s u Divina Majestad con sus do- nés, sus gracias y sus misericordias, cuando la puso en el mundo á la vista de las gentes. Nada se hallaba en tan preciosa Señora que no fuese puro, santo , inmaculado y perfecto, como decia San Gerónimo. (1) Su alma graciosísima estaba adornada de todas las virtudes morales y teologales en grado eminentisimo, y siempre obraba con ellas en su mayor perfeccion. Su cuerpo organizado maravillosamente era un milagro de la naturaléza, un pasmo de hermosura y la maravilla de su siglo. Compendiábanse en Marid Santísima señora nuestra las perfecciones de todos los mas .¿mi- nentes hombres que habia tenido el mundo. En-ella' resplamidecia la inocencia de Abel, la fé de Abraham, la obediencia de Isaac, la paciencia de un Job, la castidad de un José y el celo de un Elías para mirar por la honra y gloria del Señor. En ella se hallaba: la mansedumbre de un Moisés , la ciencia de un Salomón, la caridad de un David, la religion de un Tobías y el agregado de todas las gracias que tuvieron los profetas , los patriarcas, los apóstoles, los mártires, los confesores, las virgenes y todos los demas justos de las tres leyes, natural, escrita y evangélica. De tantas gracias, decia el mismo padre San Gerónimo, era conveniente adornar á nuestra anáble Madre para que se hallase, como la saludó el'án- gel llena de graciá , y diese á los cielos gloria, 4 la tierra el Sal- vador, fé á las gentes, fin 4 los vicios, órden á la vida y norma 4 las costumbres. (2) (1) Quidquid in ea gestum est, totum puritas , el simplicitas, to- tum veritas , et gratia fuit, totum misericordia el justitia. (Serm. San Hieronymi, in officio Concept. Beat. Mar. Virg. (2) Talibus namque decebat Virginem opignorari muneribus, ut es- set gratia plena, que dedit coxis gloriam, terris Dominum, fidem genti- bus, finis vitiis, vito ordinem , moribus disciplinam (1d. S. Hierony.