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Y DEL PECADOR: 249 lancólicas"se apartan de él y le abandonan, diciendo: hemos cura” do las enfermedades de esta alma , y ella no ha querido sanar. De- jémosla; abandonémosla, cedamos nuestro lugar á los espíritus de las tinieblas. Padecerá eternamente con ellos, pues no ha querido recibir nuestras inspiraciones, ni seguir nuestro partido , niobede- cer á los preceptos del Omnipotente. Curabimus Babylonem , et n0n est sanata: derelinguumus eam. Vera a los santos, verá dá la Reina de los santos y de los ángeles, cuyo patrocinio le hubiera sido utilisimo en tiempo oportuno : verá que venerando los deere= tos de la divina Providencia en dar premio al virtuoso y castigo al pecador, se alegran de ver obrar á Dios con: infinita equidad, sabiduría y justicia. Leetabitur justus cum viderit vindictam. Verá á aquel gran Dios que le crió, que le redimió que: le conserva , y llena de singularísimos beneficios: verá su misericordia y su jus- ticia: considerará que le ha dicho muchas veces: buscad al Señor cuando le podais hallar: invocadle cuando está cerca: verá que en otras tantas ocasiones le habia amenazado de negarle la audiencia; si dejaba pasar infructuosamente el tiempo aceptable y de sálud: me buscareis y no me hallareis, le tenia dicho, 'morireis en vuese tro pecado. Estos divinos oráculos -los verá infalibles en $u Dios justo y santo, y temblará en'su adorable presencia. Bascará el triste pecador algun consuelo en el cielo y en la tierra, y no 16 ha: llará. Denada le servirán todas las criaturas, y el Omuoipotente le confundirá. Conclusit vias meas lapidibus quadris, semitas meas sub vertit. Encuentro cerrados por mi culpa, dirá, todos los caminos de mi felicidad : las erradas sendas que he seguido hasta ahora me han estraviado enteramente. Si miro ácla tierra, de qué me sirven mis soberbios palacios, mi grandes riquezas y mis estados? Avde mi! De afliirme y desconsolarme con la terrible cuenta que me es- pera por haber abusado de todos eilos. Ni miro al cielo, los ánge- les se retiran ,-los santos me abándonan ; y Dios me condena. /n quantam tribulationem deveni! Qué formidable: situacion la de un pecador moribundo rodeado de:los-lazos de la: muerte, y allijido con los dolores del infierno; al mismo tiempo que la mujer, los hi- jos, los criados, los acreedores; soló piensan en saber la disposiz cion testamentaria, y en apoderarse dela lracienda! Mejora á al= guno de los hijos, preguntarán? Declara tal deuda? Ha manifésta- do tal depósito? Deja algunas mandas? En todo caso, “ocultemos tal alhaja, marchemos con tal aderezo, guardemos tales ropas'ó dineros; porque despues no sabemos lo que : acontecerá : y mien
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