BCCSAL000549-A-09000000000000

Y LA DUREZA DEL CORAZON. 235 sion alguna; circunstancias que aumentan sin medida la malicia. De esta facilidad de obrar mal se sigue la seguridad con que el miserable pecador, en medio de tan repetidas culpas, vive; á: su parecer , seguro en conciencia: Excecavit illos malitia eorum: le ha cegado su malicia, esto es, se ha adherido pertinazmente á sus pasiones : estas han disminuido la luz de la ley y la razon : Dios ha suspendido tambien sus particulares auxilios , y asi no puede conocer el infeliz estado de su alma. Pero cuidado, fieles, que cuando digo que niega Dios al pecador sus gracias, debeis enten- der que hablo de aquellas mas eficaces y poderosas, sin las cua- les es cierto que el pecador no se convertirá; pero las gracias co munes y suficientes no las niega Dios á ninguno: al mas grande pecador y al corazon mas endurecido y mas obstinado, le dá Dios siempre los auxilios suficientes, esto es, le dá unas gracias que de suyo son poderosas para poderse salvar; pero atendidas las cir eunstancias del pecador, no alcanzan por sí solas para hacerle sa- lir del mal estado, y necesita una gracia mayor y sobresaliente: una de aquellas inspiraciones mas vivas, penetrantes y victorio- Sas, sin la cual no se convertirá jamás: pero estas gracias tan sin- gulares las niega Dios al pecador endurecido, no porque quiera los pecados siguientes , sino que en pena de los antecedentes , por haberse él apartado de sus mandamientos, y por haber abandona- do la gracia, le abandona tambien Dios. Y asi es, dice San Agus- tin, que Dios no endurece al pecador, sino que deja que él mismo se-endurezca: le deja endurecer, privándole,. por sus terribles y secretos juicios, de aquellas misericordiosas gracias con que se convertiria. Esta es la causa porque el pecador, privado de aque- los remordimientos que estimulan á salir de las culpas, se está quieto y seguro en ellas, sin aplicar ningun remedio á su enferme- dad; y aun lo peor es, que llega á estimar el pecado de tal modo que se alaba de él, y nocontento con pecar en secreto, procede en lo esterior con ruidosos escándalos y abominaciones: se quita la mascarilla, y teniendo por cosa de espiritus apocados el qué dirá el mundo, se chancea , se desvanece con:sus desarreglos, hacien- do profesion de vivir sin religion alguna: la libertad. de la voluntad arrastra al entendimiento y se llega con serenidad has- ta el sacrilegio , hasta la impiedad y hasta la blasfemia : se llega á disgustar de las mas asentadas máximas de la: religion» á dudar de las verdades mas constantes de la-fé. y, á filo- sofar de un modo enteramente ageno de un - corazon calólico;

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz