BCCSAL000549-A-09000000000000
230 SOBRE EL DESAMPARO DE pIOS Un mal papel, una comedia, un mal libro que se vino sin sáber cómo á nuestras manos, abre los ojos para la maldad. Una mala compañía de gente libre y sin crianza enseña luego á pecar: un mal ejemplo, una accion torpe que se vió, una conversacion des- honesta que se escuehó , dejan en el corazon la semilla de la mal- dad ; las pasiones que hasta entonces no se conocian, empiezan ya á arrastrar al alma, la naturaleza se despierta, los sentidos buscan su deleite y se dejan llevar de los objetos que creen poderlos satis- facer enteramente. El hombre , entretanto, ya se avergilenza de no tener valor para hacerlo que otros hacen: ya le parece bien el vicio y le desagrada la virtud; no teme esponerse voluntariamen- te al riesgo, entrégase á los entretenimientos y escesos, los ejer- cicios espirituales le son enfadosos, y el uso de los sacramentos cada dia mas dificil: los buenos consejos le importunan, huye del confesor celoso que pretende detener una alma que va á desbocar- se y dar en el precipicio, se toman las. vueltas á los padres y se frustra su vigilancia. En tan fatales circunstancias cualquiera cosa le hará caer; de la presencia de un objeto peligroso nace un mal pensamiento, de aquí un mal deseo, se divierte en él, y última- mente le satisface por medio de un pecado horrendo: cometido ya una vez éste , y perdida la verguenza, no le parece el pecado tan feo como antes; se cometen otros de nuevo , se forma la cadena, se hace una costumbre detestable, se engendra un acto vicioso, y de ahí al endurecimiento del corazon ya no falta sino un paso. No parece imposible, fieles , que tan leves principios, al pa- recer, conduzcan á tan deplorable fin? Mas no es imposible cató: licos, no esimposible; porque una vez desarreglada el alma, fá- cilmente corre de una maldad en otra. Quién le bizo á David co- meter tantos pecados y estar tantos meses endurecido en ellos sin tener ní aun remordimientos de conciencia hasta que el profeta Nathan le habló de parte de Dios? Quién sino una mirada poco re- catada ? De la mala vista resultó el deseo, de este el adulterio, el homicidio, el escándalo y el endurecimiento. Quién llenó de tor= pes imaginaciones y horribles pecados á aquellos viejos que solici- taron á la casta Susana, sino la libertad en mirarla sin recato? De la mirada se levantó el tropel de pensamientos , de aqui se encen- dió el deseo, resultó la solicitacion , el falso testimonio y la ven- ganza. Y si tantos y tan malos efectos produjo en unos ancianos la vista inconsiderada de una mujer casta, honesta y recatada, qué efectos causarán en los jóvenes desabogados las miradas las con-
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz