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Y La DUREZA DEL CORATOM. 223 infelicísimo estado. No le ablandan las inspiraciones divinas , no le aterran los castigos, no le amedrentan la muerte, el juicio ni el infierno : no le mueven los sermones, no le animan los ejemplos, nole aprovechan los consejos; y en una palabra, todos los mas eficaces medios que se pudieran aplicar son no solo inútiles, sino que son nuevos cargos para un corazon endurecido y desampara- do; y el queliega ya á estado tan infeliz no dista sino un paso de su eterna condenacion. No os parece que este es el mayor mal, la in- felicidad mayor y la única que debe temer un cristiano ? Bien qui- siera yo representaros tanta desdicha con tan vivos colores, que penetrados vuestros corazones con un santo temor de Dios, huye- rais mas que de la muerte de tan gravísimo mal. Y para que los que están á peligro de caer se detengan, y los caidos se levanten, os hablaré primero de los principios , progresos y fin del endureci - miento del corazon, que es el efecto mas perceptible é infalible del desamparo de una alma; pues comono podemos conocer á la di- vina justicia como es en sí, la procuraremos conocer por sus efec- tos: diré, pues, quela facilidad, seguridad é insaciabilidad en pecar, causan el endurecimiento; y veremos, por último, que este viene á parar en la impenitencia final, Oh gran Dios , santo y terrible en vuestros decretos ; admira= ble é incomprensible en vuestros caminos! Dadme, Señor, aquel espíritu que disteis á los apóstoles en el principio del cristianismo, para que yo anuncie la divina palabra con aprovechamiento de los que me escuchan, Esto os pido por la intercesion de vuestra purí- sima Madre María Santísima. Asi como ninguno se hace malo sin haber sido primero bueno, asi tambien , dice el sábio, ninguno se hace malo de repente ni al primer golpe , y en los mas grandes pecadores se halla un tiempo señalado en que tuvieron una caida particular, que fué orígen y principio del desarreglo de toda su vida. En los años de la niñez, sostenidos con la gracia de Jesucristo y fortalecidos con las buenas instrucciones de sus padres , facilmente camina el corazon tierno y flexible hácia Dios. El vicio por entonces se nos representa aborre- cible y detestable como es en sí: el pecado parece entonces inso- portable y la virtud amable y fácil. Pero despues, poco á poco, por unos pequeños deslices nos vamos desviando del camino derecho, hasta hallarse el hombre en las torcidas sendas del vicio que estra - vian para siempre. Unleve descuido, al parecer, poca precaución y una falta de advertencia, nos presenta una ocasion de pecada,
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