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: Á LOS ENEMIGOS. 225 po, por todas las angustias que esperimenta mi alma, os ruego no te negueis esta gracia. Yo padezco por ellos: yo muero por ellos; pero mi muerte les dará la vida, si vos, ó eterno padre mio, les concedeis la gracia de perdonarlos por mi amor. Pater, ignosce sllis, quod enim faciunt nesciunt. Logren ellos por reverencia mia el perdon de su deicidio , y consiga yo el consuelo de entregar mi espíritu en vuestras manos rogando por todos mis enemigos. Yo les impongo en mi ley santa este saludable precepto: yo le cumplo pa- ra darles ejemplo de como le deben observar: mi aflijidisima y do- lorosísima Madre, que al pié de la cruz me está partiendo el co- razon con sus penas, lo cumple tambien, y os pide que perdoneis á los que maltratan y crucifican á su inocente y amado Jesus: todos los fieles observadores de mi Evangelio, todos los verdaderos hijos de mi Iglesia, á quienes ofrezco el cielo en premio de su caridad, lo suplican tambien. Perdonad, pues, ó eterno Padre mio, á todos mis enemigos, porque no saben lo que hacen. Pater, ignosce úllis quia nesciunt quid faciunt. Ellos me aborrecen, yo los amo: ellos me maltratan, yo los perdono: eilos me persiguen y calumnian, y mi propia sangre , cuando la derraman, clama por ellos; no pidien- do venganza , sino misericordia: no rigor, sino clemencia: no cas- tigo, sino el perdon de su delito. Pater, ignosce illis, quod enim faciunt, nesciunt. Oh precepto divino de un Dios perfecto y santo ! Oh Dios hecho hombre por mi amor, y con qué generosidad cumplíis lo que man. dais! Oh corazon grande de mi amabilísimo Jesus! Quién á vues- tra vista resistirá á vuestros preceptos? Quién no abrazará á sus enemigos? Quién rehusará concederles el perdon de las injurias re- cibidas? Ninguno, Señor, ninguno. Todos rendimos las armas: to- dos nos sometemos gustosos á vuestras leyes: todos queremos se- guir vuestros ejemplos. Todos pedimos perdon á cuantos hayamos agraviado: todos concedemos el perdon á los que nos hubieren ofendido. Yo el mayor y el mas ingrato de todos los pecadores, que tantas veces quebranté vuestros mandamientos, desobedecÍ vuestras leyes, y desconocí vuestros beneficios, avergonzado y confuso de mis maldades, os suplico me concedais el perdon de to- das ellas. Yo, ayudado de vuestra gracia, concedo por vuestro amor el perdon á todos mis enemigos: los amo con todo el afecto de mi corazon, os pido por ellos, deseo ardientemente su salvacion y espero abrazarlos eternamente en el cielo. Y si en este mundo hubiese alguna persona á quien yo hubiere agraviado, ó cautado 15