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Á LOS ENEMIGOS. 213 cere: charitatem te habere non posse? (1) In habenda dilectione nullus se poteril excusare. Ninguno se puede escusar, dice el santo, ni el pobre, ni el rico, ni el sano, ni el enfermo, ni el sábio, ni el ignorante, ni el pariente, ni el vecino, ni el amigo, ni el enemigo, ni el propio , ni el estraño, ni el nacional, ni el estranjero, ni el religioso, ni el secular, ni el sacerdote, ni el lego , ni el pecador, ni el justo. ln habenda dilectione nullus se po- teril excusare. Qué felicidad, amados mios, la de los que vivimos en la religion de Jesucristo! Intimarnos el Señor el mayor de sus preceptos; el precepto propiamente del Señor; con la seguridad de poderle cumplir en todo tiempo, en todo lugar y por toda clase de personas! Qué desdicha! Qué desgracia ! Qué ingratitud tan negra la de aquellas almas que rehusan su cumplimiento ! De aque- llas almas tercas que diciéndolas el Señor : Hoc est preeceptum meum, este es mi precepto, yo os le intimo como vuestro Criador, que os saqué de la nada y os coloqué en medio de mi escojido pueblo, ne- gando este mismo beneficio á innumerables almas que crié en lo mas remoto y apartado de la fé, resisten á la voz del Omnipotente! Hoc est preceptum meum. Yo os intimo este precepto como vuestro Redentor , como vuestro Mesías, como vuestro Salvador prometido €n la ley y los profetas, que con mi brazo poderoso os saqué del cautiverio de la culpa , lavándoos con mi sangre y dándoos la vida con mi misma muerte. Podreis vosotros desentenderos de obede- cerme? Hoc est preeceptum meum . Este es mi mandamiento, yo os le intimo como vuestro Padre, como vuestro Maestro, como vues- tro Pastor, como vuestro Hermano, como vuestro Juez; sereis vos- vtros hijos desobedientes, discípulos discolos, ovéjas descarriadas, hermanos desconocidos y reos desesperados ? No , carísimos oyen- tes, no stamos nosotros tan insensatos que desobedezcamos al pre- cepto del Señor, cargándonos con unos dictados tan abominables y privándonos de las recompensas que el mismo Dios ofrece si cum- plimos sus sautos mandamientos. Esta era cabalmente mi segunda reflexion. (1) Potes mihi dicere: Non habeo quod tribuam ind igenti : non pos- sum jejunare frecuenter: el 4 vino, et á carnibus abstinere non pos- sum: Nunquid potes mihi dicere: charitatem te habere non posse? (S. August. homil. VI ex L.)
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